La Polizei alemana y la Interpol llevaban meses tras los pasos
de Mathias. Un tribunal de su país lo condenó a diez años de cárcel
por una serie de delitos (dos lesiones intencionadas, un
allanamiento de morada, extorsión, dos lesiones graves, cuatro
simulaciones de delito y resistencia con lesiones) y fue
encarcelado. Pero el hampón lo tenía todo previsto y consiguió que
lo ingresaran en un hospital, por una supuesta indisposición. Allí
puso en marcha su plan, que resultó infalible. Su novia,
supuestamente, le ayudó a escapar y pudo salir de la habitación sin
que los guardas lo advirtieran. Cuando se descubrió la huida, ya
era demasiado tarde. Mathias había volado a Mallorca con su
compañera, para empezar una nueva vida. En la isla se relacionaron
con otros residentes alemanes y la pareja alquiló una casa de campo
a la altura del kilómetro 11 de la carretera de s'Aranjassa.
Hace unos días la Policía Judicial de la Guardia Civil de Palma
recibió un comunicado de la Interpol en el que se anunciaba que
Mathias residía, casi con toda seguridad, en Mallorca. Los agentes
abrieron una investigación y, en efecto, confirmaron las sospechas.
Sometieron a una discreta vigilancia al acusado y cuando
confirmaron plenamente que se trataba de él procedieron a su
detención, el miércoles. Ayer por la mañana fue conducido en un
furgón a los juzgados de Vía Alemania, marcado continuamente por
cuatro agentes, que no le quitaban la vista de encima. Todos los
funcionarios, además, se pusieron guantes, porque se comentaba que
Mathias estaba enfermo de hepatitis.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.