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El grupo de Inspección de Personal y Servicios de Seguridad de la Secretaría de Estado tiene la sede en Madrid y está formado por una cuarentena de altos mandos de la Guardia Civil encargados, entre otros cometidos, de velar por el estado de los acuartelamientos.

Recientemente un comandante del Cuerpo viajó hasta la Isla y visitó distintos cuarteles. En Palmanova reflejó en un informe que el estado era patético y que incluso los efectos psicológicos para los detenidos podían ser muy nocivos. De forma inmediata, los baños y los calabozos quedaron clausurados, hasta próxima orden. El recinto de Inca, en la Avenida General Luque, tampoco se libró de la inspección y el resultado fue idéntico: celdas y aseos cerrados. El subsdirector general de Operaciones de la Guardia Civil prohibió que aquellos espacios siguieran albergando detenidos y la misma medida se adoptó en otros 34 cuarteles de toda España. Ayer, mandos de la Comandancia palmesana mostraron su satisfacción «por todo lo que sea mejorar nuestras precarias instalaciones», pero también mostraron extrañeza «porque no es normal que un cuartel no sea digno para un detenido pero sí para los guardias que siguen trabajando en él».