El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) ha resuelto el homicidio de una
mujer ocurrido hace 29 años en Palma. El presunto autor fue
informado de sus derechos como imputado y declaró ante el juez,
pero no ha sido detenido puesto que se trata de un delito
penalmente prescrito. El sospechoso, residente en Palma, negó los
hechos, pero incurrió en numerosas contradicciones y todas las
pruebas apuntan a que mató a la mujer, que era su amante, cuando
ella le comunicó que quería romper la relación.
Los policías realizaron numerosas gestiones a nivel nacional e
internacional. Mediante estas actuaciones se tuvo conocimiento de
la desaparición, hace unos 30 años, de una trabajadora de los
Apartamentos Augusta, llamada María Dolores, sin más datos.
La investigación policial ha sido muy intensa y comenzó hace
siete meses, tras el hallazgo casual de unos restos humanos en el
sótano del hotel Augusta, en la Bonanova durante unas obras.
Las primera indagaciones determinaron que los restos óseos
pertenecían a una mujer blanca, de 1,50 metros de estatura, unos 50
años de edad y que había sido víctima de una muerte violenta. El
cadáver estaba oculto en un lugar inaccesible y enterrado en una
posición encogida, por lo que se descartó una muerte accidental o
suicida. Además, en los restos esqueléticos se observaron fracturas
en costillas y cráneo, producidas por fuertes golpes o la
utilización de algún tipo de arma.
A través del Registro Mercantil se obtuvo el listado de
trabajadores del hotel hace 30 años, en el que figuraban 294
empleados. Simultáneamente, en el Registro de la Jefatura de
Policía de Palma se localizó una denuncia por desaparición de María
Dolores Santiago Palenzuela, trabajadora del Hotel Augusta, que
tuvo lugar en enero de 1977 en circunstancias extrañas, al tratarse
de una trabajadora muy responsable, según la denuncia formulada el
día 15 del mismo mes y año por un sobrino suyo.
A finales de los años 70, una sobrina de María Dolores
Palenzuela comenzó a trabajar para la cadena hotelera e intermedió
en la colocación de su tía, Dolores, soltera, que viajó a Mallorca
desde su Granada natal para encontrar trabajo.
En marzo de 1972 María Dolores comenzó a trabajar en la
lavandería del Hotel Augusta, situada bajo la piscina. En el mismo
lugar prestaba los servicios un hombre con el que entabló una
amistad íntima, y que posteriormente se convirtió en su amante.
María Dolores se alojaba en una habitación del Hotel Majórica,
en la cuarta planta, algo habitual en la empresa. El dinero, sus
enseres y todas sus pertenencias estaban perfectamente ordenados en
la habitación cuando desapareció sin que nadie diera una
explicación lógica.
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