Agentes de la Policía Local de Marratxí, durante la redada, que se inició a primera hora de la mañana de ayer. Foto: PERE BOTA

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Dos conocidas discotecas 'after' del polígono de Marratxí, que abren de seis de la mañana a doce del mediodía y que no tienen licencia para este tipo de actividades, fueron inspeccionadas ayer por sorpresa por la Policía Local.

Los establecimientos, que en realidad son naves industriales de la calle Teixidors, ya han sido denunciados en otras ocasiones, pero continúan funcionando, con nombres distintos. A primera hora de la mañana un total de 18 agentes municipales y cuatro guardias civiles comenzaron a montar controles de tráfico justo delante de los locales, para 'cazar' a los conductores que salían o llegaban. El operativo fue un éxito y de los 16 coches interceptados la mitad iban conducidos por jóvenes bajo los efectos del alcohol o las drogas. En otros turismos se hallaron armas y drogas y varios de los implicados fueron detenidos. La siguiente fase de la redada fue la inspección de los dos 'afters. En uno de ellos, el más grande, había unos 350 clientes.

En el otro, 150. En el informe policial se indica que muchos de ellos iban bajo los efectos «de sustancias psicotrópicas y estupefacientes». Asimismo, se detectó un elevado número de menores en una de las discotecas. Uno de los jóvenes fue sorprendido justo cuando encendía un «porro» delante de un agente. Su reacción fue lanzarlo al suelo, pero ya era tarde. En los últimos dos meses la Policía Local de Marratxí y la Guardia Civil han montado cuatro controles enfrente de los dos 'afters' y han llevado a cabo dos redadas en el interior de las naves industriales reconvertidas.

Los dos negocios cuentan con una licencia para ciertas actividades, como conciertos y otros actos, pero no pueden funcionar como 'afters', abriendo a las seis de la mañana y cerrando al mediodía. La policía considera que el consumo de sustancias prohibidas está generalizado en estos dos establecimientos y denuncia que muchos de los jóvenes que se ponen al volante, para volver a su casa, lo hacen en unas condiciones tan lamentables como peligrosas. Sobre todo para otros conductores.