Las operaciones de salvamento en la localidad filipina de San
Bernardo, a 650 kilómetros al sureste de Manila, que ayer fue
sepultada por un alud de tierra, han sido suspendidas hasta el hoy
por falta de luz. Hay cientos de muertos y desaparecidos.
La gobernadora de la isla de Leyte, Rosette Lerias, declaró por
teléfono que la situación «sigue siendo muy peligrosa» porque no ha
parado de llover y se pueden producir nuevos deslizamientos de
tierra. Lerias explicó que sobre las 18.30 hora local detuvieron
las tareas de rescate, porque la caída de la noche y la ausencia de
corriente eléctrica hacían imposible continuar con los
trabajos.
«Hemos recobrado 19 cadáveres y hay 53 supervivientes», precisó
la gobernadora, y añadió que han sido evacuadas once barriadas de
la zona. La Cruz Roja de Filipinas investiga informaciones sin
confirmar según las cuales ha habido al menos 200 muertos y 1.500
desaparecidos. En San Bernardo, un pueblo costero, había censados
3.000 residentes antes de la tragedia, según datos de la
administración local. Algunos supervivientes entrevistados por
medios filipinos relataron que primero sintieron un terremoto y
después parte de la montaña Cao-abag se abatió sobre la población.
Lerias señaló que «toda la zona se encuentra sepultada por una
montaña de barro» y aseguró que en algunos lugares la capa de cieno
cubre hasta el pecho.
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