La víctima fue hospitalizada en Son Dureta con múltiples lesiones. La agresión ocurrió en sa Pobla.

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JAVIER JIMÉNEZ
Hace unos días ingresó de urgencia en Son Dureta un marroquí con múltiples lesiones, producidas sin duda por una brutal agresión. Fue hospitalizado y le efectuaron distintas pruebas para conocer el alcance de los golpes, algunos de los cuales eran graves.

Varios agentes se desplazaron al hospital para entrevistarse con el agredido y, de forma paralela, buscaron a testigos del incidente callejero, que había ocurrido frente a un bar. Sin embargo, nadie recordó haber visto nada, quizás por temor a represalias. La investigación siguió su curso y finalmente se confirmó que el agresor era Hamal E.F., un conocido narcotraficante de la zona con un historial delictivo kilométrico. También se supo que, en realidad, Homar, la víctima, no había mentido a su jefe. El magrebí había sido detenido con una determinada cantidad de hachís, que fue intervenida. Fue interrogado y luego quedó en libertad, con cargos. Ya en la calle, días después, se encontró con su jefe y le explicó lo que había ocurrido, pero aquél no le creyó y pensó que le estaba engañando, por lo que lo arrojó al suelo y le propinó una lluvia de puñetazos, patadas y golpes. Homar quedó malherido en el suelo, con el rostro ensangrentado. «Muchas personas tuvieron que ver lo que estaba pasando, pero Hamal es conocido por su carácter muy violento y nadie intervino», contaron en fuentes judiciales.

La Policía Judicial de la Guardia Civil abrió una investigación, según confirmaron ayer en un juzgado de Inca, y descubrió enseguida que el ingreso del magrebí en Son Dureta estaba directamente relacionado con una paliza en sa Pobla, de la que se tenían pocos datos.