Rudolf Messerer fue trasladado ayer por la tarde al juzgado de Manacor. Foto: JOSEP MARIA SASTRE

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El hombre, de nacionalidad alemana y de 71 años de edad, fue trasladado a los juzgados de Manacor a las cinco de la tarde, y por espacio de una hora prestó declaración ante el magistrado que instruye el sumario por el crimen de Katharina Glaser. Llegó tranquilo, custodiado por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, y al término de su relato el juez ordenó su ingreso en la cárcel de Palma. Tal y como adelantó Ultima Hora, Rudolf se derrumbó el viernes, cuando lo acompañaron de nuevo al chalet de Cala Murada.

Había sido detenido el día anterior y un camión debía vaciar la fosa séptica en busca del arma homicida. El círculo se había estrechado al máximo y Rudolf se encontró acorralado. No fue necesario vaciar el pozo. El septuagenario, de forma espontánea, confesó el crimen, y añadió que la carabina del calibre 22 que buscaban desde el domingo estaba oculta en un compartimento secreto de una mesa de la cocina. De hecho, él era un experto carpintero. El arma, en efecto, se localizó allí.

Rudolf no tenía permiso ni licencia y se desconoce cómo la consiguió. De nuevo ante los agentes del Grupo de Homicidios facilitó una versión poco creíble, en palabra de los investigadores. Dijo que disparó por accidente y, justamente, el proyectil atravesó el pecho de su compañera, causándole la muerte. Sin embargo, no contó qué hacía en la entrada de su casa con una carabina entre la manos. Una hipótesis del móvil del crimen es el carácter violento de Rudolf y sus celos.