Manuel Aragón, junto a su hermana y dos amigos, en la clínica donde está ingresado. Foto: GUILLEM PICÓ

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«Salí despedido 15 o 20 metros por la explosión, cuando me levanté no oía nada y lo primero que hice fue tocarme las manos y las orejas para ver si me faltaba algo, pero se me debió aparecer un ángel y tengo la suerte de poder contarlo, porque podría haberme destrozado».

Manuel Aragón, el obrero herido el sábado en la deflagración en el túnel de sa Mola, en Sóller, continúa ingresado en una clínica de Palma y ayer recordó como sucedieron los hechos. El trabajador, de 32 años, estaba acompañado por su hermana, recibió la visita de varios amigos y no ha perdido el buen humor a pesar de que tiene lesiones y quemaduras por todo el cuerpo, sordera, ha perdido varias piezas dentales y se le cierra el ojo izquierdo: «Aunque aquí estoy muy bien atendido, si por mí fuese ahora mismo me levantaba y me iba a trabajar, pero creo que voy a estar unos meses de baja», comentó.

El joven trabaja desde hace unos diez meses en las obras del túnel de sa Mola, pensado para eliminar la circulación de la primera línea del Port de Sóller. El sábado por la mañana se encontraba en el lugar con un capataz y un vigilante. «Estábamos quemando los restos de explosivos porque allí no puede quedar nada el fin de semana. Para quemarlos tengo que tener la orden de un superior que se encarga de que todo esté controlado, yo también suelo revisarlos pero se nos debió colar un detonador y se produjo la explosión», indicó.

«Estaba a cuatro o cinco metros y la onda expansiva me cogió de lleno, detrás de mí estaba el vigilante y él solo ha tenido un poco de sordera. Cuando me vino a visitar se puso a llorar y me dio las gracias por haberle salvado la vida, yo también se las di a él por haber llamado a emergencias y salvármela a mí», añade Manuel.

El operario asegura que con los explosivos que estaban quemando, las consecuencias podían haber sido peores. «La explosión fue potente, tengo heridas por todo el cuerpo, pero no tengo nada roto y nada reventado por dentro, he tenido bastante suerte», concluye.