Los policías de la Unidad de Prevención y Reacción vigilaron el acceso al parque. Foto: JAUME RIGO

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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Por segundo día consecutivo, la tensión era palpable en los alrededores del parque de sa Fertilitzadora de Palma. Desde las 19.00 horas, agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) del Cuerpo Nacional de Policía y varias patrullas de la policía local vigilaron las diferentes entradas del parque para impedir el enfrentamiento entre pandillas hasta la hora de su cierre, las 22.30 horas.

La presidenta de la barriada de Son Costa Parc, Rosa Gozálvez, explicó ayer que ya ha solicitado una entrevista con el conseller de Interior, José María Rodríguez, con el delegado del Gobierno, Ramón Socías, y con la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer. Hoy mismo la asociación remitirá un escrito a la alcaldesa en el que pedirán que las canchas de baloncesto sean controladas por un policía y un educador de calle y que la propia Cirer haga una comparecencia pública para explicar la situación.

Sin embargo, a media tarde más de treinta jóvenes de varias barriadas de Palma, alguno de ellos conduciendo un quad, se reunieron en una pequeña bocacalle adyacente a Tomás de Villanueva Cortés, a dos manzanas del parque. Al cabo de pocos minutos, hasta cuatro unidades de policía se fueron congregando en la zona.

El lunes ya hubo momentos de tensión y se produjo otra estampida por la calle Nuredduna, después de que un enorme grupo hostigara a una pandilla compuesta por unos veinte jóvenes que permaneció a las puertas del parque durante más de una hora.

La presidenta prefirió no ser fotografiada por su propia seguridad y explicó que su situación no es única, ya que muchos vecinos están asustados. «Hace dos años ya advertimos a las autoridades que la situación podría ser peligrosa, aunque todo se disparó hace tres meses cuando las pandillas comenzaron a pedir entre cuatro y cinco euros por jugar en las canchas», comentaba. «Es inadmisible que estos chicos tengan acongojado a todo un barrio», proseguía Gozálvez, que indicó que «hasta ahora esta había sido una barriada tranquila y sin problemas, y en pocos meses han comenzado a acumularse mafias». También agradeció el apoyo prestado por la policía local y el CNP.