17/09/06 0:00
JAVIER JIMÉNEZ
Junto a él iban otros dos pescadores, amigos de José Luis. El tiempo era malo y el mar estaba picado, aunque no en exceso. De repente, dos golpes de mar acabaron con el «Nou Kiko», que comenzó a hundirse inexorablemente. Todo ocurrió tan rápido que los tres tripulantes no tuvieron tiempo de coger los chalecos salvavidas. Ni de dar aviso por radio. La nave zozobró con las luces encendidas y los tres náufragos, desde el agua, fueron testigos de su descenso fantasmagórico al fondo del mar.
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