El rumano apuñalado yace en el suelo herido, mientras los sanitarios le limpian la sangre de sus heridas. Foto: P.L. SANTA MARGALIDA / ÀNGELS FERNÁNDEZ
Sobre estas líneas, los agentes que acudieron al prostíbulo examinan el local. En la otra imagen, el club «Cheyenne».

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JAVIER JIMÉNEZ
El grupo de rumanos alquiló el prostíbulo ubicado en la calle Issac Peral de Can Picafort y acordó con unas prostitutas también extranjeras celebrar una orgía.

La noche, según parece, transcurrió entre copas y sexo, y a eso de las cuatro de la madrugada degeneró por completo. Una o varias personas se abalanzaron sobre uno de los invitados y le asestaron hasta ocho puñaladas en distintas partes del cuerpo. La víctima quedó tendida en la terraza del club, en un baño de sangre y en estado semiinconsciente.

Un vecino que escuchó gritos se puso en contacto con el centro de emergencias del 112, que a su vez dio aviso a la Policía Local y a la Guardia Civil. Cuando los agentes llegaron se encontraron al herido cubierto de sangre y en plena hemorragia, por lo que solicitaron una ambulancia Uvi-móvil, ya que temían por su vida. En el local fue localizado un rumano que esa noche había ejercido de encargado del club y que fue retenido para que prestara declaración sobre el intento de homicidio. Los funcionarios policiales registraron el prostíbulo y buscaron a los diez invitados a la fiesta, que habían desaparecido. También contactaron con el dueño del negocio para que facilitara las identidades de aquellos.