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Dicen que no hay perros peligrosos sino dueños que merecen este calificativo. La noche del pasado martes ocurrió un caso en Palma que demuestra plenamente lo dicho y que, además, plantea una serie de cuestiones a debatir. Los hechos se iniciaron sobre las 22,30 horas cuando Oscar, que reside en un piso de la calle Jaime III, sacó a pasear a su perro, de raza schnauzer enano. El hombre lo llevaba sujeto con una correa y, según denuncia ante el CNP, cuando se encontraba en la acera derecha del Paseo de Mallorca, en sentido hacia la plaza de Santa Catalina, se le acercó un individuo de unos 30 años, moreno, de aspecto desaliñado. Estaba con una mujer y junto a ellos un perro de la raza pit bull, sin bozal y sin atar. Entonces el individuo le dijo a su can: «¡Ataca¡», y el animal se abalanzó sobre el schnauzer. Oscar intentó por todos los medios proteger a su perro dando golpes y patadas al agresor, sin conseguir su objetivo y recibiendo varios mordiscos. Transcurridos unos tres o cuatro minutos, y sin que el individuo y la mujer hicieran nada para evitar lo que estaba ocurriendo, Oscar continuó dando manotazos hasta que, por fin, el pit bull dejó de ensañarse con el perro enano. Los dueños del pit bull llamaron al perro y abandonaron el lugar. Entonces el hombre herido llamó a un taxi para trasladar a su animal a una clínica veterinaria. Se paró uno pero el conductor se negó al traslado alegando que no aceptaba a animales domésticos en su vehículo. Finalmente Oscar llamó a su esposa y llevaron al can a una clínica veterinaria. Mientras, testigos de lo ocurrido llamaron al 092 para que acudieran agentes de la Policía Local. El perro fue asistido de numerosas mordeduras y le tuvieron que dar 22 puntos de sutura. El dueño se desplazó a una clínica por su propio pie, puesto que según denuncia en la policía le dijeron que así se daría más prisa, e igualmente fue asistido de mordiscos y lesiones.