El protagonista de este ficticio suceso había denunciado ante los agentes que el lunes pasado, cuando transitaba por la plaza Pere Garau, fue abordado por dos hombres que iban en un vehículo diciéndole que eran de la «policía secreta» y obligándole a introducirse en los asientos posteriores, donde había otro agente. Acto seguido, según su versión, le colocaron una venda en los ojos y pusieron el coche en marcha. Dijo que había estado varias horas dentro del vehículo y los dos policías le habían interrogado sobre su vida personal. Después se quedaron con su cartera, apoderándose de 900 euros en metálico. Después, aseguró que los dos supuestos policías le habían dejado abandonado junto al estadio de fútbol del Atlético Baleares después de haberle, ocasionado heridas con arma blanca en el antebrazo y en el muslo. La patrulla que se personó en el lugar solicitó la presencia de una ambulancia y después de ser atendido la víctima se fue a casa.
La investigación policial se puso en marcha ya que la versión dada por el marroquí no se correspondía con la gravedad de los hechos. Finalmente la supuesta víctima admitió ante los agentes que todo había sido producto de su imaginación ya que había cobrado 900 euros de su trabajo y se los había gastado en una sala de juegos de máquinas recreativas. Al quedar sin dinero no se ocurrió otra idea que la del secuestro.
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