La mujer discapacitada de 36 años que fue arrollada por un camión en Palma el pasado lunes falleció pocas horas después en el hospital de Son Dureta. Miriam L. atravesaba un paso de cebra en la calle Santiago Rusiñol, en una de las esquinas de la Plaça Berenguer de Palou o plaza de los patines, cuando un enorme camión la arrolló.
La mujer permaneció consciente durante los primeros minutos quejándose de dolores en la cadera, aunque a la llegada del personal de ambulancias del Samib se comprobó que su estado era muy delicado. La chica había sufrido un traumatismo en la base del cráneo, un neumotórax derecho y una fractura de fémur, además de polifracturas. En principio fue atendida en la ambulancia durante unos 30 minutos. Al ver que su situación empeoraba, la Policía Local le abrió paso hasta Son Dureta, donde ingresó de urgencia en el quirófano y fue sometida a varias intervenciones. Por la tarde fue trasladada a la UCI en estado grave, aunque su estado fue empeorando durante la noche y sobre las 01.00 horas, falleció. La noticia fue comunicada al Juzgado de Instrucción número 4 de Palma, y ya por la mañana el informe preliminar del forense apuntó que el fallecimiento se debía a un shock traumático.
Ramo de flores
La noticia corrió como la pólvora entre los vecinos de la calle Jesús, donde la fallecida vivía desde hacía al menos 13 años junto con su madre y un hijo de cuatro años. En el SYP Eroski, las empleadas colocaron un enorme ramo de flores en el lugar donde Miriam se instalaba cada día desde la apertura del centro para vender sus cupones de la OID (Organización Impulsora de Discapacitados).
«Aquí todos la conocíamos mucho, porque llevaba seis o siete años con nosotros. Al saber que había muerto nos hemos quedado todos helados», afirmaba ayer una de las cajeras del supermercado.
Uno de sus mejores amigos era José, que trabaja en la papelería «X-Press», situada a escasos metros del SYP Eroski. «Durante el día de hoy han venido por lo menos 50 personas de la zona preguntando por ella, porque era muy conocida y querida. La noticia ha dolido mucho en el barrio, y aquí venía casi cada día para comprar cuadernos o pequeños regalos. De hecho, la rampa de acceso la coloqué casi exclusivamente por ella», explicaba.
José resaltó su carácter alegre. «Siempre estaba feliz y reía por cualquier cosa. A veces he llegado a pensar incluso que ella no era consciente de su propia minusvalía», aseguraba ayer.
Trabajo reciente
Miriam L. también era muy conocida en la plaza de los patines, donde había empezado a trabajar tan sólo hace unos cuatro meses para sustituir a un compañero.
Aunque la mujer vivía en la calle Jesús, cada día se iba caminando hasta Berenguer de Palou. Sin embargo, el trayecto hasta este punto lo realizaba con dificultad. Sobre el moderno andador con el que se desplazaba llevaba un pequeño banco de plástico, y a menudo hacía pequeñas paradas para descansar.
El día del accidente, estaba efectuando su trayecto habitual hacia su puesto de trabajo, aunque parece ser que se aliaron en su contra varias circunstancias. El conductor del camión afirmó poco después del siniestro que no reparó en la chica debido a que la cabina del vehículo era muy alta.
Además, Miriam, que medía cerca de 1,60 de altura, solía ir muy encogida sobre el andador ya que no podía estirar la espalda. El camionero dijo también que se despistó porque, unos segundos antes del accidente, otro vehículo le cedió el paso y giró desde la calle Jeroni Antich. Justo después del suceso, el camionero ayudó a la víctima y se sintió muy afectado por lo sucedido, llegando incluso a derramar algunas lágrimas. La mujer será incinerada en próximos días, y la familia no tiene previsto en principio realizar ningún funeral.
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