En poco más de dos horas Mallorca sufrió un temporal de consecuencias trágicas: una muerte, inundaciones por doquier y caos en las carreteras.
Ya desde primera hora de la mañana la lluvia hizo acto de presencia y en Palma comenzó a llover de forma intensa, pero continua. En la zona de colegios y Son Moix el caos de tráfico era considerable a las nueve de la mañana, con la vía de cintura colapsada. Lo peor, empero, estaba por llegar. Minutos antes del mediodía fueron detectados hasta cinco tornados en la bahía, entre El Toro y Palma.
El centro de emergencias del 112, la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía fueron puestos en situación de máxima alerta y la Policía Local y los bomberos comenzaron a desplegarse, en previsión de una tempestad como la que sacudió Palma hace dos semanas. A las 12.00 horas un vendaval entró por el Paseo Mallorca, tiró un árbol y zarandeó contenedores. Empezó a llover con fuerza: primero copiosamente, luego en forma de diluvio. Y llegó el caos. La capital se colapsó: algunos semáforos dejaron de funcionar, se sucedieron los apagones y una sensación de temor generalizado se extendió por Palma. Todos temían otro tornado, como el que asoló Can Valero. El temporal, sin embargo, ya había pasado y se dirigía, con fuerza, hacia Esporles y Puigpunyent. En Palma siguió lloviendo y algunas zonas quedaron anegadas, pero nada comparable a lo que sucedió en esos dos enclaves de Tramuntana. El torrente de Esporles se desbordó y el helicóptero de la Guardia Civil tuvo que rescatar a 23 personas en apuros, atrapadas en once coches y un camión en la carretera de Puigpunyent. En el grupo había dos menores, que estaban asustados por la situación y que fueron evacuados a un lugar seguro.
El drama se desarrolló no muy lejos de allí, en la urbanización de Son Serralta (Puigpunyent). Una familia danesa, que estaba de vacaciones en Mallorca desde hacía unos días y se alojaba en un hotel de Alcúdia, decidió pasar el día por la Tramuntana. El temporal les pilló de lleno y su coche, un Ford Focus de alquiler, intentó alejarse. El torrente se desbordó y una riada arrastró el automóvil, con el matrimonio y su hijo de dos años en el interior. Camile Tedersen, de 22 años, intentó salir del vehículo, al igual que su esposo Brian Jorguen y Benjamin, el niño. Justo en ese momento una rama la arrastró y la fue golpeado contra el asfalto y la maleza, mientras el agua bajaba con una fuerza inusitada.
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