Amigos de la víctima se manifestaron ayer ante la Audiencia de Palma en el inicio del juicio. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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El Tribunal del Jurado inició ayer en la Audiencia de Palma las sesiones del juicio contra Juan Manuel Gutiérrez, de 46 años, acusado de dar muerte -asestándole treinta cuchilladas- a Marie Margot Sumi, la madre de sus dos hijos de corta edad, la noche de Reyes de 2006, cuando la víctima contaba 26 años.

En la jornada inaugural del juicio el acusado no negó que quitara la vida a Marie pero, conforme a la estrategia de su defensa, que pretende la calificación de los hechos como homicidio con atenuantes al que correspondería una pena incluso inferior a quince años de presidio, negó cualquier intención previa de matarla y también que se ensañara con la víctima, ciñendo la escena a un arrebato al entender que ella ponía fin a su relación de pareja para iniciar otra.

Esa posición de la defensa del acusado será la clave del juicio por la muerte de Marie Sumi en la palmesana calle Luna, pues Juan Manuel G.O. se enfrenta a una petición de pena de 25 años de cárcel que reclaman al unísono la fiscal, el abogado del Estado y la acusadora particular, calificando los hechos como un asesinato alevoso -planeado y sin posibilidad de defensa de la víctima-, y con ensañamiento, basada esta última agravante en las treinta puñaladas inferidas de las que solo cuatro fueron mortales de necesidad.

El relato del acusado, que únicamente contestó las preguntas de su defensor, expuso que le causó gran conmoción personal, tener la «intuición» de que Marie quería dar por terminada su relación de pareja al haber iniciado otra, y en su segundo permiso de salida de prisión de aquellas fiestas navideñas discutió agriamente con ella y horas más tarde se presentó «obcecado» en la casa que en aquel momento ocupaban la víctima, sus dos hijos de 3 y 5 años, los hermanastros de ella de 11 y 14 años, la madre, el padrastro y la abuela de 74 años. A partir de ahí dijo no recordar gran cosa, admitiendo que accedió a la vivienda blandiendo un cuchillo, que allí lo cambió por otro más grande y que a la postre mató a su pareja en un momento de locura, tras lo cual se sintió «aliviado» de la presión psicológica que venía padeciendo.