Aproximadamente a las siete y media de la mañana de ayer, un amplio dispositivo integrado por ocho personas, seis por tierra y dos por mar, procedieron al rescate de un coche que se encontraba inmerso entre las rocas y el agua de un acantilado en las inmediaciones de Cap Blanc.
Al parecer el turismo había sido robado y utilizado en una o varias actividades delictivas. Según fuentes policiales, la zona del acantilado de Cap Blanc es muy utilizada por los delincuentes para intentar eliminar pruebas y vehículos robados. Se trata de una zona no muy concurrida y de fácil acceso desde la carretera. Los equipos de rescate nos relatan: «Nosotros hemos recuperado este vehículo porque el seguro se hace cargo de los gastos. Pero desde la embarcación vimos que había otros coches, motos, incluso restos de avionetas teledirigidas», concluye el operario.
La extracción del turismo ha sido debida a que la compañía aseguradora decidió retirarlo antes de recibir el apercibimiento de Demarcación de Costas. La propietaria del coche manifestó su consentimiento y ayer se produjo la dificultosa operación.
Para realizar las labores de rescate del vehículo han sido necesarios una grúa Grover GTT-100, de cien toneladas y 52 metros de altura; un vehículo remolque para el transporte de la grúa; un segundo vehículo para transportar los restos del coche y una embarcación.
Para conseguir sacar el entresijo de metales del acantilado, los profesionales de Grúas Tur han precisado de la experiencia de un coordinador, que desde tierra, y a unos metros de distancia dirigía al resto de operarios. Óscar Doohan ha destacado la complejidad de la operación, dado que el mínimo fallo, tanto de anclaje, sujeción, como de la dirección de la grúa, hubiera provocado un contratiempo importarte.
Afortunadamente, la operación de rescate fue un éxito y en aproximadamente unas dos horas y media se dio por concluido el operativo.
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