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Acababan de regresar de su país, donde habían pasado las fiestas navideñas. Su casa de alquiler en Maria de la Salut estaba gélida y la familia Tandazo-Llauna introdujo un brasero en una de las habitaciones para entrar en calor. La brasa consumió el oxígeno y el monóxido de carbono hizo el resto: Wilmer Manuel Tandazo Castillo, el cabeza de familia, de 40 años, falleció, su hija Marceliz Delcisnes, de 10, corrió la misma suerte y la madre, Eusemia Esperanza Llauna, de 29 años, fue la única que sobrevivió, aunque se encontraba en estado grave. El drama familiar ha conmocionado Maria de la Salut, donde los inmigrantes eran muy conocidos y apreciados.

La hermana del fallecido fue quien, a eso de las tres y media de la tarde de ayer, decidió trasladarse al domicilio de Wilmer, en la calle Villalonga número 2. No contestaba a sus llamadas telefónicas y temió que les hubiera ocurrido algo. Abrió la puerta principal con las llaves que tenía y se encontró el cuarto principal cerrado. Al abrirlo fue cuando descubrió el drama: los tres familiares estaban sobre la cama o en el suelo y había un fuerte olor que denotaba que el monóxido de carbono había fulminado al matrimonio y su hija. Al fondo de la habitación se encontraba el brasero -del tipo barbacoa- que habían utilizado para calentar el habitáculo, de unos 10 metros cuadrados.

La hermana pidió rápidamente ayuda y los primeros en llegar fueron los agentes de la Policía Local de Maria de la Salut, que confirmaron que dos de los tres intoxicados estaban ya inertes, con síntomas de rigor mortis. La niña iba en pijama y los dos adultos vestidos con ropa de calle. El oficial Blanco, de la Policía Local, apoyó a sus agentes y el caso pasó a manos de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Pollença. La juez de guardia de Inca y el forense acudieron a Maria de la Salut, al igual que los bomberos de Manacor, que airearon la habitación y confirmaron que la causa más probable de la muerte del padre y la niña había sido el brasero encendido la noche anterior.

La planta baja, que los Tandazo-Llauna tenían en alquiler desde hace muchos años, quedó precintada y los expertos policiales realizaron una exhaustiva investigación ocular, que se prolongó por espacio de varias horas.

Los investigadores no encontraron ningún indicio que hiciera temer en una muerte no accidental. En el exterior se agruparon familiares de los ecuatorianos, rotos por el dolor, y vecinos que quisieron mostrar su apoyo a la familia en unos momentos tan difíciles. «Era una gente estupenda, llevaban mucho tiempo en Maria de la Salut y creo que incluso la niña había nacido aquí. De hecho, hablaba perfectamente mallorquín», recordó uno de los residentes, que tenía un trato directo con los Tandazo-Llauna.

El alcalde, Antoni Mulet, fue informado en todo momento de lo ocurrido y la noticia del doble fallecimiento se extendió con celeridad por Maria de la Salut, donde nadie salía de su asombro. «Es una desgracia tremenda, todo el pueblo está muy afectado. Era una familia muy joven la niña iba al colegio Antoni Monjo y estaban muy arraigados. Aún no nos podemos creer lo que ha pasado», contó una vecina de mediana edad.

Los servicios de emergencia enviaron a una psicóloga para que apoyara a los familiares de los ecuatorianos y les aconsejara como afrontar la muerte de Marceliz y Wilmer. La superviviente, Eusemia Esperanza, fue evacuada por una ambulancia hasta el hospital de Son Dureta, donde ingresó en estado grave, aunque fuera de peligro.

La investigación policial está previsto que dure algunos días y hoy por la mañana se le efectuará la autopsia a los dos fallecidos, en el instituto anatómico forense. El examen, según los investigadores, servirá para concretar la hora en la que el monóxido de carbono los adormeció.

Otro punto a aclarar es si quemaron carbón vegetal directamente en el cuarto o si, por el contrario, quemaron leña en el corral y luego entraron el brasero en la habitación con las brasas incandescente.

A última hora de la tarde, cuando la noticia del drama en la familia ecuatoriana se había propagado por el pueblo, un grupo de compatriotas recogió donativos entre los vecinos para la familia y los oficios fúnebres. En este sentido, todavía no ha trascendido si los dos fallecidos serán repatriados a Ecuador, para recibir sepultura en su país, o serán enterrados en Mallorca. Vecinos de Maria contaron que Eusemia y Wilmer llegaron hace unos diez años a la Isla, en busca de un futuro mejor. Luego nació su hija y los tres se adaptaron perfectamente a la vida isleña. Recientemente habían estado en su país y cuando la policía y los bomberos entraron por la tarde en su casa repararon en un detalle: las maletas del viaje seguían junto a la puerta, no habían tenido tiempo de deshacerlas.