En la madrugada de ayer, el efecto devastador de las llamas registrado en un incendio en la calle Ferreria, en Palma, puso al descubierto la situación de precariedad de algunos de los ocupantes del inmueble.
Los hechos se produjeron a las 06:54 horas, cuando varias llamadas alertaban a los servicios de emergencia de que el tercer piso, del número 47, de la calle Ferreria, en Palma, se estaba produciendo un incendio y había varias personas en su interior.
Rápidamente se personaron en el lugar de los hechos una patrulla de la Unitat d'Intervenció Inmediata (UII), de la Policía Local de Palma, quien ayudó al desalojo del edificio y procedieron al rescate de varios vecinos que habían quedado atrapados entre las llamas.
Acto seguido, un amplio dispositivo de los Bombers de Palma, integrado por 13 bomberos, un camión autobomba pesada, un vehículo de mando y un tercero de auxilio con equipos de respiración autónoma, se adentraron en el inmueble y sofocaron el fuego.
Como consecuencia de las llamas y la intensa humareda, los vecinos de la tercera y cuarta planta se vieron en la necesidad de abandonar sus viviendas. Algunos de ellos se refugiaron en el tejado mientras otros, así como pudieron, se refugiaron del fuego hasta la llegada de los equipos de emergencia. Una vez apagado el fuego, el drama que se esconde tras las llamas se puso al descubierto.
En la cuarta planta, en un habitáculo de unos 25 metros cuadrados, vive una madre con dos hijos, uno de 30 años, el otro, minusválido de 36 años, un sobrino y dos perros.
En la tercera planta, (donde se inició el fuego), cuatro africanos comparten piso, con notables deficiencias. Los unos y los otros viven en un edificio antiguo y en condiciones de insalubridad dignas de mención.
La heroica actuación de los agentes de la Policía Local les salvó la vida. Los agentes no dudaron en subir a la cuarta planta de un edificio en llamas, coger a peso a un hombre minusválido y bajarlo entre fuego y humo.
El balance de heridos asciende a siete personas afectadas por inhalación de humo, dos personas, un adulto y un niño, tuvieron que ser trasladados al hospital de Son Llàtzer, donde se recuperan satisfactoriamente.
Al parecer, y según las primeras investigaciones, el incendio fue provocado por una estufa procedente de la vivienda de los africanos. Como consecuencia del fuego, uno de los perros del vecino de la planta superior falleció por inhalación de humo.
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