El príncipe de Asturias acudió ayer a la base militar de Pollença para presenciar un ejercicio de supervivencia en el mar, denominado Surmar, en el que participaron efectivos del Ejército del Aire de diversos puntos del Estado. El príncipe Felipe se desplazó en helicóptero desde Son Sant Joan hasta el acuartelamiento del Port de Pollença, donde llegó a las 11.30 horas.
A su llegada fue recibido por el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general del Aire José Jiménez Ruiz; el jefe del Mando Aéreo General, teniente general Carlos Gómez Arruche; y el coronel jefe del acuartelamiento de Pollença, coronel Vicente Sánchez Salgado. Después de saludar al personal formado del acuartelamiento, el Príncipe fue informado del ejercicio que se iba a realizar en la bahía.
En líneas generales, consistía en el rescate de seis náufragos tras el amerizaje de emergencia de un avión. Este tipo de ejercicios forma parte de las prácticas que deben realizar todos los tripulantes aéreos del Ejército del Aire. La función es formar a los tripulantes en materia de supervivencia y técnicas de rescate en agua. No obstante, también se llevan a cabo con personal civil, de tripulaciones de distintas compañías aéreas, para poner en práctica sus planes de emergencia.
Tras el supuesto accidente aéreo, un focker del Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR) de Canarias señalizó la posición de los náufragos. A continuación, un aviocar del SAR de Balears les lanzó balsas salvavidas y kits de supervivencia. Más tarde se procedió a su rescate en helicópero.
Las balsas y kits de supervivencia se lanzan a los náufragos, que en este ejercicio procedían de San Javier (Murcia), Zaragoza, Valladolid y Morón de la Frontera (Sevilla), por si tienen que estar durante mucho tiempo en el agua hasta que son evacuados.
Acto seguido entraron en escena los helicópteros. Un Puma del SAR de Balears y un Sikorsky de la escuela de pilotos de Granada se encargaron de rescatar a los náufragos, izándolos con una grúa.
Una vez evacuados todos los náufragos, un Canadair realizó varias descargas sobre la bahía, supuestamente para apagar el fuego en el avión que amerizó.
El ejercicio duró alrededor de una hora y el Príncipe lo siguió desde cerca a bordo de una embarcación ligera, tomando diversas fotografías con su cámara.
Después de desembarcar, el Príncipe se fotografió con el personal del acuartelamiento de Pollença y de dirigió al edificio de Jefatura. Allí firmó en el libro de honor y recibió un obsequio conmemorativo de su visita a la base militar.
Para finalizar su visita, el Príncipe saludó a las autoridades civiles y militares invitadas al acto, como el delegado del Gobierno en Balears, los alcaldes de Pollença y Alcúdia y los responsables de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía en Balears, entre otros.
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