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El cáncer de la delincuencia en s'Arenal, ya en fase de metástasis, se maquilló ayer ligeramente con dos redadas casi consecutivas contra la venta ambulante y el hampa.

La Policía Local de Palma desplegó a una veintena de efectivos y a las doce de la medianoche desató la primera operación en las inmediaciones de una conocida discoteca alemana. Numerosos vendedores ambulantes fueron interceptados al quedar cerradas varias calles y se registró sus ropas y mochilas. Una quincena de ellos fue obligado a sentarse sobre la acera, vigilados de cerca por una decena de policías que, porras en mano, fueron identificándolos uno a uno.

Una hora y media después, el dispositivo se trasladó a la calle del Jamón, que quedó literalmente tomada por la Unidad Nocturna. Un agente dio la fórmula -no infalible- de identificar a los supuestos vendedores ambulantes que en realidad son narcotraficantes: «Si lleva una mochila, normalmente sí se dedica a vender gafas, cinturones y demás. Si sólo lleva un pequeño muestrario en la mano, suele llevar hachís o cocaína en los bolsillos».