Al menos nueve personas murieron y cientos tuvieron que abandonar ayer sus hogares en Manila por las lluvias torrenciales de la tormenta tropical «Ketsana», que sembraron el caos e inundaron múltiples zonas de la ciudad.
Un padre y su hijo perdieron la vida sepultados por un muro, cuatro menores perecieron ahogados en el río Pasig y otros tres fueron arrastrados por la subida del agua cerca de un embalse situado a las afueras de Manila, informaron los servicios de emergencia.
Otras 700 personas tuvieron que salir de sus domicilios y las autoridades pusieron en marcha una operación especial para evacuar a los vecinos de las áreas más afectadas por las riadas.
En apenas seis horas, entre las 08.00 y las 14.00 hora local (00.00-06.00 GMT), cayó sobre Manila una cantidad de lluvia equivalente a la media mensual en esta época del año, según los meteorólogos. La mitad de los 17 municipios de la capital quedaron prácticamente inaccesibles por tierra y cuatro vuelos locales fueron cancelados.
Imágenes de televisión mostraron kilométricos atascos, ciudadanos subidos a los tejados de sus casas, coches abandonados en calles inundadas y manileños desplazándose en lanchas de plástico por la ciudad.
Las autoridades pidieron a la población que se quedase en casa para no colapsar más el tráfico y que se abstuviera de depositar basura cerca de los desagües para no reventar el vetusto sistema de cañerías del que dispone la mayoría de distritos. La tormenta también afectó al tercio meridional de la isla de Luzón, y más de 1.700 pasajeros quedaron varados en la provincia de Bicol puesto que la Guardia Costera prohibió que zarpara cualquier barco.
A causa de la tormenta, 28 poblaciones de la isla han declarado el estado de calamidad.
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