Hermenegildo Fernandez, el hombre acusado de asesinar en septiembre de 2008 en Marratxí a su compañera sentimental, Laura Gallego, durante el juicio. | MONTSERRAT T DIEZ

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La agresión que terminó con la vida de Laura Gallego se prolongó durante horas, hasta que la joven falleció asfixiada, después de que se le rompieran varias costillas que perforaron la pleura y provocaron que el pulmón izquierdo se le encharcara de sangre. «Son las heridas normales en las víctimas de un derrumbe que fallecen aplastadas», según los forenses que examinaron el cadáver. La joven sufrió una fuerte presión en el tórax que le rompió varias costillas. Este último golpe la produjo la muerte en pocos minutos, de forma que, según los peritos es imposible que, como dice el acusado hubiera ido por su pie a la cama donde fue encontrado el cuerpo.
Ante la afirmación sobre la duración de la tremenda paliza que sufrió la joven, el abogado de la defensa, Fernando Mateas, planteó a los forenses si era posible que la joven hubiera sido golpeada en otro lugar, tal y como sostiene su cliente que dice que la joven sufrió una agresión en Son Banya. Sin embargo, los forenses dieron un apunte que pone en entredicho esta cuestión: unos de los primeros golpes que recibió Laura fueron propinados con un mando a distancia de televisión. El agresor empuñó el objeto y provocó varios fuertes moratones en el cuello a la joven. La Guardia Civil comprobó más tarde que las marcas corresponden con el mando que estaba tirado en un sofá del garaje en el la víctima vivía junto al acusado.
También a raíz de varias preguntas de las defensas, los forenses descartaron cualquier tipo de accidente en la muerte: «Tantas lesiones, por todas las partes del cuerpo no son un accidente».
Huellas
Junto a la declaración de los forenses, en la jornada de ayer también comparecieron ante el Tribunal del Jurado los policías locales y guardias civiles que intervinieron en la declaración. El responsable de la policía científica mostró a los miembros del jurado imágenes de las huellas de sangre que se encontraron en todo el garaje en el que ambos vivían, un recinto cerrado sin ventanas ni apenas ventilación. El agente destacó que buena parte de las señales muestran salpicaduras de sangre, típicas de golpes.
Un testigo, ex compañero de prisión de Hermenegildo Fernández, el acusado, dijo que vio cómo una mujer golpeaba a Laura Gallego en Son Banya. Sin embargo, la supuesta agresora, que también compareció como testigo, lo negó. Otro de los detalles que centraron buena parte de la sesión fue la motocicleta del acusado, que la joven usó para ir a Son Banya y que, supuestamente le robaron en el poblado. El vehículo apareció a cuatro kilómetros de la vivienda de Marratxí donde se produjo el crimen, en s'Hostalot. Los tres niños que la descubrieron indicaron que estaba escondida entre unas hierbas y que no había signos de que hubiera sufrido un accidente. Algo que sí ha dicho el acusado.
Por su parte, un funcionario de prisiones negó que el acusado hubiera pedido perdón al hermano de la víctima en la prisión.