Según informó hoy la cadena de televisión NHK, los niveles de radiación han sido hallados en una depuradora de agua del norte de Tokio, por lo que el Gobierno metropolitano ha pedido a los padres que sus bebés no beban agua corriente.
Las autoridades de Tokio han detectado una concentración de yodo de 210 becquerel por kilo en la planta de Kanamachi, que surte al centro y oeste de la capital japonesa, por encima del límite de 100 becquerel por kilo considerado seguro para los menores.
Según el Ministerio japonés de Educación y Ciencia, el límite de yodo en el agua corriente, en el caso de los adultos, es de 300 becquerel por kilo.
La recomendación realizada hoy por el gobierno metropolitano afecta a 23 barrios del centro de la capital y a otros cinco distritos vecinos, Musashino, Machida, Tama, Mitaka e Inagi.
El alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, pidió hoy «calma» y «sensatez» a la población de la capital japonesa ante esta recomendación y señaló que el consumo de agua del grifo es segura entre los adultos.
Ishihara indicó que las autoridades sanitarias de Tokio están midiendo la calidad del agua de la capital de forma constante.
El pasado sábado, el Gobierno japonés reconoció que se habían detectado indicios de yodo radiactivo en el agua de Tokio y sus alrededores, aunque en niveles muy por debajo del límite legal.
Verduras
Hoy, el Ejecutivo de Japón recomendó no consumir verduras como espinacas, brécol o col producidas en la provincia de Fukushima (noreste de Japón), donde está localizada la planta nuclear en la que se lucha por contener la radiación desde el seísmo del día 11.
Además, pidió no consumir leche y perejil de la vecina provincia de Ibaraki, en las que también se han hallado materiales radiactivos superiores a lo normal.
Según dijo hoy en rueda de prensa Yukio Edano, portavoz del Ejecutivo japonés, se trata de una medida de precaución.
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