Miembros la Guardia Civil durante uno de los resgistros. | Alejandro Sepúlveda

TW
21

Agentes de la Policía Judicial de Manacor, la Unidad de GRS (Grupo Rural de Seguridad) y patrullas de los diferentes puestos la Guardia Civil realizaron ayer una importante operación contra el menudeo de droga en Palma y la zona del Llevant de Mallorca.

Sobre las 8.30 horas, de manera simultánea y perfectamente coordinados, se iniciaba la 'operación Hundido'. Más de medio centenar de agentes se distribuían en las distintas zonas vigiladas. Un chalet de la Bonanova, en Palma, y varias viviendas ubicadas en diferentes puntos de Cala Millor, Son Servera y Manacor fueron objeto de entrada y registro.

El número de arrestados ascendió a dieciséis, pero dicha cantidad podría ascender dependiendo del desenlace de las gestiones realizadas por los investigadores. Los arrestados distribuían éxtasis, cocaína, hachís etc... Los dos registros más espectaculares se produjeron en la calle Doctor Lliteras número 6 de Son Servera y en unos apartamentos ubicados en plena zona turística de Cala Millor, muy próximos al Auditòrium de Sa Màniga.

Durante los registros se consiguió incautar unos 15.000 euros, 200 gramos de cocaína en roca, siete coches de alta gama, balanzas de precisión y distintas cantidades de sustancias estupefacientes. Según fuentes próximas a la investigación a la que ha tenido acceso Ultima Hora se trataba de una organización dirigida por un joven de tan solo 19 años de edad y nacionalidad colombiana. A pesar de su corta edad, el cabecilla disponía de un amplia red de distribuidores que eran los encargados de vender la droga en las zonas de Palma, Manacor, sa Coma, Cala Rajada, Son Servera y Cala Millor. El alto poder adquisitivo y los coches de lujo levantaron la liebre de los vecinos.

Se trata de una operación muy importante contra el menudeo de droga. Los residentes de las zonas clamaban contra la proliferación de los puntos de venta y la operación policial llevada a cabo por la Guardia Civil ha sido muy bien acogida por los vecinos.

Los responsables del caso sospechan que los detenidos podían mover aproximadamente medio kilo de cocaína cada diez días. Es decir, que el movimiento de clientes para dicho consumo era muy elevado.