Verónica, a su salida ayer por la tarde del Juzgado de Guardia de Palma, tras decretarse su vuelta a la prisión. | Vasil Vasilev

TW
23

Giro inesperado en el caso del hombre asesinado en el edificio Pullman de Cala Major. O golpe maestro del Grupo de Homicidios, según se mire. La policía ha detenido de nuevo a Verónica D.M., la novia de Francisco Coll Alemany, y que ya estuvo en prisión por el crimen. Sin embargo, recientemente la joven salió en libertad, por falta de pruebas. El viernes por la tarde el CNP la arrestó de nuevo, junto a Vanesa, su actual compañera sentimental, y a un vecino. Ayer tarde Verónica regresó a prisión.

Para el Grupo de Homicidios se trataba de un caso absolutamente prioritario. Una cuestión casi de vida o muerte. Los agentes tenían la certeza de que la novia de Francisco era la presunta asesina, pero las pruebas contra ella eran escasas. Al menos para retenerla en prisión. El arma del crimen no había aparecido y no había restos de sangre en sus ropas o su cuerpo.

Cuando hace unas semanas la joven salió de prisión, el mazazo policial fue mayúsculo. La Policía Judicial, sin embargo, no se rindió. Redobló la vigilancia de Verónica y su entorno, siempre con el más absoluto secretismo. Todos los movimientos de la joven en libertad eran espiados y los pinchazos telefónicos depararon algunas sorpresas. Pero la prueba clave la aportó una presa de la cárcel de Palma, que confirmó que Verónica le había confesado el crimen en prisión. Según la interna, le dijo que Vanesa (la novía de Verónica) había inmovilizado a Francisco mientras ella lo degollaba.

Con estos datos en su poder, el Grupo de Homicidios procedió el viernes a la detención de las dos chicas y de un vecino, que había incurrido en una serie de contradicciones en sus declaraciones. Ayer por la mañana, los tres fueron trasladados al Juzgado de Instrucción número 4 de Palma, que se encontraba en funciones de guardia. El fiscal pidió el ingreso en prisión eludible con el pago de una fianza de 20.000 euros para Verónica, pero la acusación particular solicitó su ingreso incondicional. El juez, finalmente, la encarceló. Vanesa, representada por el abogado Tomeu Oliver, quedó en libertad con cargos, al igual que el vecino detenido.