El conocido empresario de Sóller sufre importantes lesiones a causa de la paliza. | Alejandro Sepúlveda

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Pere Vicens vivió el sábado una experiencia traumática. Tres encapuchados asaltaron a este empresario solleric de 54 años cuando llegaba a su finca y le propinaron una paliza salvaje, que le ha dejado secuelas físicas y psíquicas. Los atracadores se llevaron una importante cantidad de dinero y la Policía Judicial de la Guardia Civil los está buscando.

—¿Cómo ocurrió el asalto?
—Volvía a casa en mi vehículo, sobre las once y media de la noche. Es una finca de acceso complicado y aparqué un momento para dar de comer a los gatos. De repente, de entre las sombras, salieron tres encapuchados que me comenzaron a golpear por todo el cuerpo.

—¿Les pudo ver la cara?
—Estaban obsesionados en que no los viera, a pesar de que iban tapados, así que supongo que podría ser gente que vive en Sóller. Posiblemente magrebíes, porque les escuché hablar.

—¿Qué querían?
—Me pedían por el dinero de la casa, estoy seguro de que pensaban que guardaba una gran cantidad. Pero también se ensañaron conmigo, me golpearon como por venganza. Creo que era un robo pero también algo personal contra mí.

—¿Qué le decían cuando le golpeaban?
—Me decían: «Hoy vas a morir» y frases de este estilo. Lo pasé francamente mal, fue una cosa terrible.

—¿Cuánto dinero se llevaron?
—No llegaron a entrar en mi casa, pero me cogieron el dinero que llevaba en el maletín, dentro del coche. Era una cantidad considerable. Yo les dije que en casa no tenía mucho dinero porque la recaudación del restaurante que regento en sa Calobra la llevo al banco, pero parece que no me creían.

—También le ataron de pies y manos.
—Sí, después de la paliza me dejaron atado con unas cuerdas que encontraron. Al final, me pude desatar y pedir ayuda. Después denuncié lo ocurrido en el cuartel de la Policía Local. Ahora la Guardia Civil busca a los tres atracadores.

—Por lo que cuenta, sabían lo que hacían.
—No me cabe duda, tenían mucha información de cómo es mi finca, que no es fácil de encontrar. Además, llegaron y se fueron a pie, aunque es posible que después los recogiera un coche. Hablaban bien en castellano y no descarto que sean conocidos de algunos extrabajadores míos, aunque yo no tengo enemigos de tanto calibre.

—¿Le han quedado secuelas?
—Sí, tengo las cervicales muy tocadas y me duele todo el cuerpo. Afortunadamente, me pude tapar la cabeza cuando me pateaban, porque sino las lesiones habrían sido mucho más graves. Además, no duermo bien y estoy en tratamiento.

—¿Confía en que serán detenidos los atracadores?
—Tengo fe ciega en la Guardia Civil. El caso lo lleva la Policía Judicial y se están portando de forma muy profesional. Sé que están haciendo muchas gestiones en el pueblo y creo que al final detendrán a los autores. Para mí será un alivio, porque ha sido algo muy duro. Se ensañaron conmigo.