Los cuatro agentes extranjeros, antes de embarcarse con sus colegas de la Guardia Civil en la patrullera del Cuerpo. | Teresa Ayuga

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«A la hora de entrar en según qué actuaciones es mucho más fácil, traspasamos la barrera del idioma y cuando los implicados se encuentran a un policía de su país son mucho menos agresivos y más colaboradores». Así de claro y sencillo resume la experiencia de las patrullas mixtas José Antonio Gómez, un guardia civil destinado en Artà que este verano ha patrullado con su colega de la Polizei alemana Kerstin Bienwald.

Bienwald ha trabajado como policía desde el 15 de julio hasta ayer, 15 de agosto, en Mallorca, junto a sus compañeros Christian Kollmann y Diego Castillo, y el gendarme francés Richard Barthe, a raíz del convenio de intercambio de policías europeos. Cada uno ha formado patrullas mixtas con efectivos de la Guardia Civil en distintas zonas de Mallorca. No se trata de agentes en prácticas sino de policías que vienen a reforzar la seguridad en Balears en plena temporada alta.

Idioma

Los agentes extranjeros hablan castellano de forma fluida, por lo que no tienen problemas para entenderse con sus compañeros de la Benemérita. Tanto ellos como los guardias civiles que les han acompañado destacan que la experiencia «ha sido muy positiva», porque es mucho más fácil atender a los turistas y realizar gestiones en determinadas actuaciones.

Un ejemplo es el de Richard Barthe, gendarme francés que ha realizado su labor en Calvià. Su presencia facilitó mucho el trabajo con los familiares y amigos de la víctima, en el desgraciado suceso en el que murió un francés de 22 años al caer desde un sexto piso en unos apartamentos de Magaluf.

El agente de la Polizei Christian Kollmann también ha patrullado por las zonas turísticas de Calvià y su presencia ha simplificado algunas intervenciones. Un caso fue el protagonizado por un alemán con claustrofobia, que había recibido tratamiento médico por este problema, y fue detenido por querer irse de un hotel pagando solo la mitad de la factura. Kollmann, al charlar con él conoció con detalle los problemas de claustrofobia del estafador y a la hora de meterlo en los calabozos se tomaron precauciones.

El ‘polizei', de su labor en Mallorca, destaca que «la Guardia Civil está muy bien valorada entre los ciudadanos y que los turistas se sorprenden al vernos con ellos, algunos nos llegan a preguntar si somos policías alemanes y el traje es de verdad». Como peculiaridad indica que «una cosa que me ha chocado es que soy policía alemán, pero aquí tengo que actuar bajo la ley española, pero esto es bueno porque así aprendo procedimientos y situaciones distintas a las de mi país».

En el caso de Kerstin Bienwald, que ha prestado su labor en la zona de Artà, sus compañeros de la Guardia Civil resaltan que «ella ha sido muy importante por ejemplo en casos de violencia doméstica con alemanes, porque a las víctimas le ha dado mucha confianza, y también la labor preventiva en los hoteles, donde ha hablado con muchos turistas».

Unidades

Además de patrullar, los agentes extranjeros han conocido el funcionamiento de distintas unidades de la Guardia Civil. Por ejemplo, salieron de ruta con la patrullera Río Gallego y conocieron las características de la embarcación y los servicios que lleva a cabo.

El capitán Barrueco, jefe del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, estuvo al frente del operativo y les indicó que este año una de las prioridades es el control del fondeo de yates para proteger la posidonia, especialmente en Formentera, y también las Party boats. Barrueco destacó que «controlamos que en estos barcos los elementos de seguridad sean correctos, el aforo y si las personas que van a bordo llevan drogas. También asesoramos al patrón de que si hay alguien que provoca riesgo en el barco, porque haya bebido u otros motivos, lo desembarque de inmediato».

Tanto los cuatro agentes extranjeros como sus compañeros de la Guardia Civil destacan que la experiencia ha sido muy «positiva» y el año que viene esperan repetir. De los cuatro policías extranjeros, sólo Kerstin había estado antes en Mallorca, porque veranea en Cala Millor desde 2005. Diego, Richard y Christian aseguran que la Isla les ha gustado mucho «pero ahora tendremos que venir de vacaciones, porque prácticamente sólo hemos visto los lugares donde hemos prestado servicios».