Padre e hijo, sentados en el banquillo, en la primera jornada del juicio por la muerte de la esposa y madre de los acusados. | Alejandro Sepúlveda

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El hijo de una mujer asesinada en Palma en febrero de 2013 ha admitido este lunes durante el juicio que la mató golpeándole la cabeza con una mancuerna tras una discusión, pero ha dicho que no tenía intención de matarla. Su marido, también acusado, ha declarado que no oyó nada la noche del asesinato porque dormía.

En la primera jornada del juicio por el asesinato de la mujer, que se celebra ante el tribunal del jurado en la Audiencia de Palma, el hijo de la fallecida ha contado que mantenía una mala relación con su madre, quien le reprochaba que hubiera tenido una hija a los 17 años y hubiera «destrozado» su vida, y ha reconocido que la maltrataba habitualmente.

Ha relatado cómo ocurrió el suceso, en la madrugada del 28 de febrero de 2013, en el domicilio familiar: «Me gritaba y reaccioné de esa manera». «Le di un golpe, cayó al suelo y me asusté», ha respondido a preguntas de su abogado.

«Me llevé la pesa que llevaba en la mano, con la que le golpeé y me fui a mi habitación porque no sabía qué le había hecho», ha añadido el joven, que tenía 18 años cuando mató a su madre. «Me llevé la pesa a mi habitación, junto a la ropa que tenía y la escondí en un cajón», ha detallado.

Según el joven, todo ocurrió en diez minutos. Al día siguiente, su padre entró en su habitación y le dijo que se había encontrado a su madre muerta en el recibidor y que no sabía qué había pasado. «Por miedo no le dije nada de que había sido yo», ha asegurado ante el jurado.

Por su parte, el marido de la fallecida ha explicado que él dormía en su habitación y que dos puertas cerradas le separaban del recibidor de la vivienda, donde su esposa fue asesinada, por lo que no oyó nada. A la mañana siguiente encontró el cuerpo ensangrentado de su mujer, avisó a su hijo y llamó a la policía.

Según el marido, su relación era buena, jamás la maltrató y nunca supo que su hijo maltrataba constantemente a su mujer, tal como ella dejó por escrito en un diario que la policía encontró oculto en la vivienda al día siguiente del asesinato, gracias a que una hermana de la fallecida habló de la existencia de ese documento.

El policía que instruyó la investigación ha explicado que decidió detener al padre y al hijo, que inicialmente habían acudido a comisaría a declarar como testigos, después de ver el cuerpo de la mujer en el Instituto Anatómico Forense. «Tenía una paliza, heridas de defensa, hematomas de diversos estados de evolución, la piel del cráneo desprendida (...) y señales en el cuello de haber sido estrangulada», ha explicado al tribunal.

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En el registro de la vivienda encontraron ropa y el cable manchado de sangre detrás de un cajón del armario empotrado del hijo, y un fajo de billetes de 500 euros oculto de la misma forma en el armario del padre.

El policía consideró sospechoso que el hijo realizara cuatro declaraciones en apenas dos horas y con versiones distintas. Cuando fue detenido, cambió de nuevo el relato y acusó a su padre. Confesó ocho meses después.

Del padre le llamó la atención que insistiera en que no había tocado nada y que su ropa estuviera completamente limpia, en un escenario del crimen sangriento.

Durante la investigación, una vecina detalló que la mujer le había contado que su hijo era muy violento y había llegado a describirlo como «un monstruo». Una hermana de la fallecida explicó que era agresivo y maltrataba a su madre desde los 10 años.

Esa misma hermana desveló a la policía la existencia del diario que la asesinada escribió temiendo que un día la iba a matar. Contó que quiso denunciar los malos tratos que sufría su hermana en una ocasión en que su sobrino le tiró un bote de leche condensada a la cabeza, pero su hermana le contestó que no se le ocurriera porque la iban a matar.

Al inspeccionar el ordenador del hijo, la policía halló que había buscado en internet cómo limpiar el escenario de un crimen.

La Fiscalía pide 23 años de cárcel para el padre por maltrato continuado y por asesinato, porque considera que el hombre estaba presente cuando su hijo mató a su esposa y no hizo nada para ayudarla, y 20 años para el hijo por asesinato.

La defensa del joven admite un homicidio sin premeditación, alevosía ni ensañamiento, y pide que se tenga en cuenta la figura de la pena natural, según la cual el propio delito conlleva la condena cuando ocurre un suceso de estas características porque «toda su vida lo va a llevar encima». El abogado del marido pide su absolución.

El juicio continuará mañana con las declaraciones de testigos y peritos.