La víctima del falso secuestro exprés, ayer por la mañana en su casa. | Javier Jiménez

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«Escucha atentamente: si cuelgas o llamas a la policía no volverás a ver a tu hijo». Un vecino de Son Servera vivió el jueves una pesadilla: un delincuente simuló por teléfono que habían secuestrado a su hijo y le exigió 10.000 euros. «O lo mato», amenazó.

El caso está siendo investigado por el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, que tiene jurisdicción en Son Servera.

Ultima Hora ha entrevistado a la víctima del falso secuestro exprés. «Eran las 12.52 horas y me llamaron al móvil. Era un número oculto. Mi hijo, de 19 años, había bajado a Palma en tren para ir de compras. Una voz muy alterada me dice al teléfono: ‘Papá, me tienen, me han atracado', y acto seguido se pone al aparato un sujeto de acento sudamericano. Me dice que tiene sida y que tiene una jeringuilla en el cuello de mi hijo: «Si cuelgas en algún momento, le pincho», cuenta la víctima.

A continuación, el desconocido le dice lo que tiene que hacer: «Ingresa 10.000 euros en la cuenta de Western Union que te voy a dar». El vecino de Son Servera, le replica que no tiene ese dinero. Negocian durante unos segundos «y al final le hago entender que sólo tengo 1.000 euros. Él acepta, y le digo que tengo que bajar a Palma, que aquí no hay oficinas de Western Union», cuenta el afectado.

El padre se dispone a salir de casa, pero hace algo que a la postre resulta clave: le susurra a su otro hijo lo que está pasando: «Llama a la policía y a mamá. Han secuestrado a tu hermano». Luego saca 1.000 euros del banco y baja a Palma. La víctima sigue sin saber que todo es un engaño y de camino a la capital exige volver a hablar con su hijo. Al otro lado del aparato se repiten las mismas palabras que minutos atrás: «Papá, me tienen, me han atracado».

Cuando la víctima ya está llegando a Palma, dispuesta a ingresar el dinero en la cuenta del desconocido. Cerca de Son Gual, en una zona de poca cobertura, se va la señal. No es algo intencionado, pero cuando vuelve el padre ve que tiene mensajes de su mujer: «Todo es mentira, el chico está bien». Vuelve a llamar el secuestrador, pero el tono del padre ha cambiado: «Le insulté de todo y él supo que la farsa había acabado. Después colgó».