Hanebuth, detenido en Palma en julio de 2013. | Alejandro Sepúlveda

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El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco decide este lunes si prorroga por otros dos años la prisión incondicional decretada en 2013 para el que fuera líder en Europa de la banda alemana Ángeles del Infierno Frank Hanebuth, y para uno de sus principales colaboradores Khalil Yousafi.

Según han informado fuentes jurídicas, Velasco tiene previsto tomar declaración a ambos antes de decidir si les mantiene en prisión, tras escuchar también al fiscal.

El pasado de febrero, Velasco propuso llevar a juicio a 55 presuntos miembros y colaboradores de esta banda, entre ellos a estos dos acusados, por pertenencia a organización criminal, extorsión, prostitución coactiva, trata de personas, estafa, detención ilegal o blanqueo de capitales, entre otros.

En el auto en el que adoptó esa decisión, el juez hacía un relato de los orígenes y el desarrollo de la organización Hells Angels Motors Club (HAMC) que, según informes de Europol, «se sitúa entre las principales bandas moteras -fuera de la ley- que operan en el continente».

La investigación permitió descubrir la implantación de uno de estos grupos (llamado «chapters") en la isla de Mallorca, desde 2009 hasta que se disolvió en 2011, compuesto por miembros de la banda llegados de Turquía, y un segundo grupo que comenzó a operar desde finales de 2012.

En julio de 2013, Velasco dirigió una operación para desarticular ese último grupo que se saldó con el ingreso en prisión de 18 personas, fianzas para eludir la prisión para otros 6 y otras seis personas quedaron en libertad provisional.

Entre los encarcelados destaca el presunto líder de Los Ángeles del Infierno en Hannover y considerado uno de los principales cabecillas de los Hells Angels en Europa: el alemán Frank Hanebuth, que llevaba dos meses en Mallorca.

Sus principales colaboradores eran Khalil Yousafi, también preso por esta causa, y Abdelghani Youssafi, quienes le ayudaron a desembarcar en Mallorca.

Entre los arrestados en esa operación también figuraban dos policías locales de Palma y un agente de la Guardia Civil, a quienes se acusa de dar información a Los Ángeles del Infierno para facilitar sus actividades a cambio de recompensas.

Una de las principales actividades delictivas y fuentes de financiación de la trama era el proxenetismo, negocio que desarrollaban trayendo a España chicas con apariencia de turistas a las que después obligaban a ejercer la prostitución de forma coactiva.

Los Ángeles del Infierno participaban también en operaciones de blanqueo de capitales, extorsión o estafas mediante la creación de empresas con apariencia legal con las que obtener créditos ICO.

Además se concertaron con un grupo organizado que se dedicaba a la introducción de cocaína en Mallorca mediante la utilización de mujeres de origen sudamericano que utilizaban a modo de «correo».