Así lo han indicado fuentes del entorno de las amigas de las dos chicas asesinadas, que han destacado el carácter alegre y extravertido tanto de Marina Okarynska, de 26 años, como de Laura del Hoyo, de 24 años, a las que supuestamente mató Morate.
Tanto las amigas como otras personas que la conocían, han comentado que Laura del Hoyo era una chica alegre y muy trabajadora, que se había ganado la vida trabajando como dependienta en tiendas y en comercios y cuya aspiración era ser peluquera profesional.
Estas cualidades también se las atribuyen sus conocidos a Marina Okarinska, de origen ucraniano, que llegó a Cuenca hace diez años y era conocida por haber trabajado en varios establecimientos hosteleros, como la pastelería Ruiz, situada en la calle Carretería, la principal vía del centro de la ciudad, o El Secreto de la Catedral, un popular restaurante del casco histórico.
Esta misma mañana, a las puertas de la iglesia de San Esteban, donde se ha celebrado su funeral, unas clientas de la pastelería Ruiz la han definido como «una chica muy maja».
Las dos jóvenes asesinadas eran amigas desde hace años y de hecho, hace dos semanas, Marina fue a Xirivella (Valencia), donde ha estado viviendo un tiempo Laura, para pasar unos días con su amiga.
De esa visita son las fotos que aparecían en su perfil de las redes sociales y que han sido utilizadas para los carteles que se han distribuido mientras han sido buscadas, después de que desaparecieran el jueves de la pasada semana.
Ese día, las dos fueron a buscar unas cosas de Marina a casa de su exnovio, ya que la pareja había roto la relación hace cinco meses. Allí fueron supuestamente asesinadas por Sergio Morate, que ha sido detenido en Rumanía.
Tras matar a las dos jóvenes, Morate enterró los cuerpos en el paraje del nacimiento del río Huécar, en el término municipal de Palomera, un pueblecito situado en las cercanías de Cuenca donde la familia del presunto asesino tiene una casa.
Vecinos de Palomera han comentado que Sergio ha pasado mucho tiempo en el pueblo, sobre todo cuando era un niño, porque vivía allí una de sus abuelas.
Estos vecinos han calificado a la familia del presunto asesino como «unas personas extraordinarias», una apreciación en la que coinciden muchos conquenses, donde hay bastante conocimiento mutuo entre las personas al ser una ciudad pequeña.
Los vecinos de Palomera señalan que Sergio era un niño inquieto, pero aseguran que nunca hubieran pensado que podía llegar a cometer una atrocidad como ésta.
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