Los fiscales Juan Carrau y Miguel Ángel Subirán, en una imagen de archivo, en Vía Alemania. | Alejandro Sepúlveda

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Un oficial de la Unidad de Accidentes de la Policía Local y un agente del mismo departamento hicieron una mudanza a una vivienda de la Colònia de Sant Jordi el fin de semana previo a las fiestas de Pascua. Allí, el fiscal Anticorrupción Miguel Ángel Subirán posee una segunda residencia, donde se instala en periodo de estío. En la rotonda de entrada a la localidad, una patrulla de la Guardia Civil les dio el alto y les pidió la documentación. Uno de ellos no la llevaba. Espetó que vivía en las proximidades y que al finalizar el traslado se la entregaría. Días más tarde, los dos policías fueron requeridos por el Grupo de Información de la Guardia Civil para interrogarles acerca de la mudanza.

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De los 890 agentes que habitan en el cuartel de Sant Ferran, cerca de una quincena veranean en la Colònia de Sant Jordi. La citación de la Benemérita a los dos policías que hicieron la mudanza ha generado malestar e incomodidad en el cuerpo. Protestan por el celo excesivo en torno al fiscal. Únicamente trasladaron mobiliario y un televisor de gran dimensión a un apartamento cercano al de Subirán.

El fiscal que dirige la investigación de la trama corrupta de la Policía Local de Palma ha denunciado extorsiones, amenazas e insultos por parte de agentes del cuerpo.