La delegada del Gobierno, Teresa Palmer, fue la madrina del acto y la encargada de entregar la bandera nacional al coronel Jaume Barceló, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil. La ceremonia fue seguida por cientos de personas. | Alejandro Sepúlveda

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Hasta la meteorología fue este lunes benemérita. Las nubes que amenazaban con descargar un chaparrón sobre el patio de armas del acuartelamiento Jaume II respetaron el día grande de la Guardia Civil, que este lunes recibió la bandera nacional en un acto presidido por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

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Al mediodía, una formación de guardias civiles se desplegó en el patio, junto a secciones de las tres ramas del Ejército: Tierra, Armada y Aire. Junto a Fernández Díaz viajaron a Palma los tenientes generales Cándido Cardier Ojer y Pablo Martín Alonso, que siguieron el acto junto a la delegada del Gobierno, Teresa Palmer; la consellera de Presidencia, Pilar Costa, y el coronel Jaume Barceló. El alcalde de Palma, José Hila, también acompañó a la Guardia Civil en esta jornada histórica para el Cuerpo.

En su discurso, el ministro recordó que «el último zarpazo mortal de ETA» fue asestado en Mallorca y sobre la banda terrorista apostilló: «Hoy ETA es un cadáver al que sólo le falta el certificado de defunción». Fernández Díaz aseguró que «la concesión de esta bandera a vuestra Zona es una recompensa que os debe llenar de legítimo orgullo, pues pocas distinciones tan honrosas se pueden conceder a una gran unidad como ésta». La delegada del Gobierno calificó de «gran honor y enorme emoción» ser la madrina del acto y tras entregar la enseña nacional al coronel Barceló apuntó que «la bandera nos hace sentir orgullosos porque lleva indisoluble el sentir del pueblo español». El coronel Barceló, por su parte, explicó que la bandera como «un hecho irrepetible e imborrable de nuestras memorias» y añadió que «es un estímulo que nos obliga a mantener vivo el compromiso de la Guardia Civil».