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Un matrimonio acusado de la muerte de un niño de 3 años, al que cuidaban en su domicilio de la localidad malagueña de Marbella y que fue objeto de «reiterados malos tratos y continuas palizas», ha reconocido los hechos y ha pedido perdón en busca de una rebaja de la pena.

El juicio popular ha comenzado este lunes en la Ciudad de la Justicia de Málaga y durante el mismo los acusados se han declarado culpables de los hechos y asegurado estar arrepentidos.

La acusada, entre lágrimas, ha pedido clemencia y ha reconocido que el menor fue objeto de continuos y reiterados malos tratos hasta su muerte.

A preguntas del fiscal, el acusado también ha reconocido la autoría de los hechos y ha respondido afirmativamente ante la pregunta de si en las últimas horas de vida del menor no lo llevaron al hospital pese a los múltiples golpes y el cuadro de dolor que padecía.

El fiscal pide, en sus conclusiones provisionales, que cada uno de ellos sea condenado por un delito consumado de homicidio a quince años de prisión y que indemnicen a la madre del menor con 120.000 euros, aunque previsiblemente, tras reconocer los hechos, el ministerio público rebaje su petición en las conclusiones finales, según han informado a Efe fuentes judiciales.

El fiscal mantiene que el menor fue objeto de continuos y reiterados malos tratos que se materializaban en golpes, quemaduras, cortes y otras agresiones, que presuntamente le causaban los acusados debido al carácter inquieto del menor.

La acusación pública señala que el menor «no pudo soportar las habituales y severas agresiones de los acusados» y que falleció «en patente situación de desnutrición» en mayo de 2014, como consecuencia de una peritonitis «provocada por los múltiples golpes en todo el cuerpo y especialmente a nivel abdominal».

Las últimas horas de vida del menor fueron especialmente dramáticas, ya que la peritonitis le produjo vómitos y un cuadro de dolor muy agudo que fue «ignorado por completo por los acusados», que le privaron de una asistencia médica que hubiera podido evitar su muerte.

Según el relato acusatorio, los acusados se pusieron de acuerdo en enero de 2014 con la madre del menor para hacerse cargo del niño a cambio de una prestación de 300 euros, ya que la mujer no podía cuidarlo por la situación personal en la que se encontraba.

El niño se trasladó a vivir con el matrimonio y con la hija de 5 años de la pareja, en el domicilio que tenían en Marbella, donde la madre lo visitaba de forma regular y pasaba algunos fines de semana.

Desde el traslado a ese domicilio, el niño, según el fiscal, fue objeto de continuos y reiterados malos tratos que se materializaban en golpes, quemaduras, cortes y otras agresiones, situaciones que se producían siempre en el interior de la vivienda «para garantizar la impunidad de las mismas».

Según el fiscal, estas supuestas agresiones «se fueron agravando durante los últimos meses de convivencia con los procesados debido a que la madre no pagaba las cantidades acordadas y no visitaba al menor», que se había convertido «en una carga e incómodo para los acusados», extremo que estos han reconocido.