El ladrón, que ya había sido condenado en el pasado por robos cometidos gracias a su habilidad para escalar muros y paredes, confesó los hechos durante su detención.
Además de las condenas a prisión, los acusados deberán indemnizar con 104 millones de euros (110 millones de dólares) al Ayuntamiento de París, propietario del museo y de los cuadros.
Sin embargo, el juicio no ha servido para dar con el paradero de las obras, que según uno de los cómplices fueron destruidas, una versión que no creen los otros dos ni tampoco los investigadores.
Como botín, Vjéran Tomic, 'Spiderman', francés de origen croata de 49 años, se llevó 'Le pigeon aux petits pois', de Picasso; 'La pastorale', de Matisse; 'L'olivier près de l'Estaque', de Braque; 'La femme à l'éventail', de Modigliani; y 'Nature morte aux chandeliers', de Léger.
Fue este último cuadro, según quedó constatado en el juicio, el que debía ir a robar Tomic por encargo de Jean-Michel Corvez, un anticuario de 55 años.
Pero, ante la facilidad que encontró para penetrar en el museo, vigilado por vetustos sistemas de alarma que no funcionaron, decidió agrandar el botín: en total, cinco obras valoradas en casi cien millones de euros (unos 106 millones de dólares).
Tomic había acudido seis veces al museo en labores de reconocimiento y para desatornillar la ventana por la que pretendía entrar.
En la madrugada del 20 de mayo de 2010 escaló hasta la ventana y penetró en el museo. Pudo hacer dos viajes entre el museo y el automóvil que tenía aparcado en la adyacente orilla del Sena sin que eso alertara a los vigilantes, que solo descubrieron el robo a la mañana siguiente.
El hecho puso de manifiesto la anticuada protección del palacete art déco, que atesora una importante colección de arte.
La investigación no dio resultados en los primeros momentos, hasta que en noviembre la policía recibió un testimonio anónimo que puso sobre la pista de Tomic.
Fichado por robos similares, el seguimiento de su teléfono móvil permitió determinar que había estado en el lugar el día del robo.
Seguido desde entonces, los investigadores sacaron a la luz su relación con Corvez y ambos fueron detenidos el 14 de mayo de 2011.
Según sus testimonios, trataron en vano de vender las obras, pero no fue fácil. Corvez se las confió a un amigo especialista en relojes antiguos, Yonathan Birn, el tercer condenado, que las escondió en su casa, aunque metió el Modigliani en la caja fuerte de un banco.
Birn aseguró durante el juicio que, asustado tras su declaración ante la policía, destruyó las obras que supuestamente guardaba en su domicilio, al igual que el Modigliani.
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