Los fiscales Juan Carrau y Miguel Ángel Subirán acudieron a la declaración de los tres detenidos, que rechazaron contestar a ninguna de sus preguntas. | Alejandro Sepúlveda

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La detención de Tolo Cursach no cierra la causa. Las actuaciones se iniciaron en 2014 en torno a la Policía Local de Calvià y todavía quedan pendientes diligencias policiales en este municipio. El magistrado Manuel Penalva prorrogó este viernes el secreto que todavía pesa sobre determinadas actuaciones al menos durante un mes más.

Desde hace meses, agentes de la policía judicial y el Grupo de Información de la Guardia Civil analizan documentación del Ajuntament de Calvià. La trama guarda ciertos paralelismos con la de Palma y se estudia si policías, miembros de otros cuerpos de seguridad y empleados municipales beneficiaban de forma arbitraria a determinados grupos de ocio nocturno.

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El arresto de Cursach y de sus colaboradores culmina, no obstante, una de las principales ramas de la investigación. La presencia del grupo tanto en la Platja de Palma como en Magaluf mantenía el vínculo de las investigaciones a las policías locales de los dos municipios.

El funcionamiento que se desprende de las actuaciones apunta a que se utilizaban influencias y favores para impedir inspecciones y sanciones en los locales y, por otro lado, para perseguir y castigar a los competidores.

Uno de los flecos de Calvià vinculados al Grupo Cursach esa el estado de la licencia de BCM, que supuestamente funcionó durante décadas con una licencia provisional sin que se le obligara por parte del consistorio a adecuarla.