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Un Juzgado de Barcelona ha condenado a un joven a dos años de cárcel por escupir, dar puñetazos y patadas a una mujer sin hogar que estaba durmiendo a las puertas de un cajero automático.

La sentencia, dictada por la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 7 de Barcelona, condena al agresor -que no tiene antecedentes penales- a un año de cárcel por un delito de lesiones y otro año por un delito contra la integridad moral.

Los hechos sucedieron a las cinco de la mañana del 23 de octubre de 2016 cuando el agresor intentó sacar dinero de un cajero automático y al no conseguirlo se dirigió a «una indigente que pernocta en plena calle y que se encontraba en el suelo y al lado del cajero».

«De forma inopinada -continúa la sentencia-, aprovechando su extrema vulnerabilidad como persona que carece no sólo de un techo sino de cualquier soporte familiar o social, actuando de forma absolutamente gratuita, movido por el desprecio que sentía hacia las personas sin hogar y con evidente voluntad de menospreciar su voluntad de menoscabar su dignidad, se dirigió de forma sorpresiva hacia ella y tras escupirla, le propinó patadas en el cuerpo y puñetazos en la cara».

A consecuencia de la agresión, la víctima sufrió fractura de un brazo y contusión ocular, que precisó un tratamiento médico-ortopédico, heridas de las que tardó en curarse 90 días.

El agresor reconoció en el juicio que se enfadó con el cajero automático «y le gritó a la máquina» y que no se percató de la presencia de la víctima, que ésta le apuntaba con un cuchillo de 20 centímetros y que «como reacción, de forma defensiva, le golpeó una o dos veces con la pierna».

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Sin embargo, la víctima aseguró que estaba fuera del cajero, en la calle y que vio pasar al joven, «que hablaba medio inglés medio español», con síntomas de ir borracho y se dirigía a ella, pero hizo como que no le entendía y tuvo miedo de que se le cayera encima por la embriaguez.

El agresor le escupió y le comenzó a pegar patadas y puñetazos, mientras la mujer gritaba pidiendo auxilio.

Una viandante acudió a la llamada de socorro y presenció cómo el agresor propinaba una patada y escupía a la víctima, según recoge la sentencia, que relata que el joven huyó al ver venir a la mujer que ayudó a la indigente.

La agredida llevaba viviendo en la calle entre dos y tres meses, protegida por cartones y dormía siempre en el mismo lugar, según explicaron testigos.

La juez entiende que «no hay duda de la participación del acusado y de su propia intención de menoscabar la integridad física en el cuerpo de la perjudicada», a la que tendrá que indemnizar con 6.480 euros por los días de recuperación y de impedimento de sus ocupaciones habituales y con otros 600 euros por el daño moral.

La juez abunda en el hecho de que el suceso es un «atentado contra la dignidad de una persona que pernoctaba en la calle, con unos sencillos cartones para resguardarse de las inclemencias del tiempo y obtener intimidad, al escupirla y agredirla mediante patadas y puñetazos».