Un velero ‘Superpescadou’ similar al que, según un testigo, se transportaba la droga. | R.D

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Entra en escena otra testigo protegida del caso Cursach. Una mujer que, según contó en sede judicial en 2016, trabajó en una discoteca de Can Pastilla en la que se hacían fiestas privadas con menores de edad. Acudían policías locales, investigados en la trama de corrupción, que proporcionaban drogas a las chicas y luego mantenían relaciones sexuales. La testigo protegida 25 relata que también estuvo en dos fiestas en «una finca muy grande de s’Aranjassa». La mujer recuerda que había políticos, funcionarios y policías con prostitutas menores de edad y que accedían a las habitaciones de la casa con las mujeres. Orgías con policías y políticos.

La mujer, según se desprende en una declaración del sumario desvelada este viernes, dice que vio en estas fiestas al diputado Álvaro Gijón y al entonces concejal de Seguridad Ciudadana de Cort Guillermo Navarro. «Accedían a las habitaciones de la casa con las mujeres». Le «chocó» e «indignó» que hubiera adolescentes de 16 años. «Había muchas chicas de nacionalidad rumana ofreciendo sus servicios», dice.

Trile y prostitución
Otro testigo protegido, el número 26, que ha trabajado durante más de 30 años en s’Arenal, denuncia que muchos agentes del Grup d’Actuació Preventiva (GAP) se llevaban parte de las ganancias del trile y la prostitución. El hombre dice que unos cuatro o cinco miembros del GAP se repartían parte del dinero de las ganancias desde el año 2008/09. Este testigo afirma que ha trabajado en BCM entre los años 1990 y 1993. El testigo protegido reconoce que en aquella época era adicto a la cocaína. Cursach, según el testigo, «es una persona que infecta a sus empleados en el sentido de que les facilita droga con la excusa de que les ayudará a aguantar mejor las jornadas de trabajo». La droga, según explica el testigo 26, llega a Tito’s en un velero modelo Superpescadou que amarra en las inmediaciones.