Leonardo Jaramillo, con la multa que le ha llegado. | Javier Jiménez

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El año no ha podido empezar peor para José Leonardo Jaramillo Santos, un ecuatoriano que lleva 16 años en Mallorca. El hombre, de 45 años, acudió en fin de año a la Plaza de Cort para celebrar las campanadas con sus familiares y amigos y se colocaron junto a la iglesia de Santa Eulàlia. «Todo el mundo tiraba cohetes y nosotros también. Por accidente uno de ellos impactó en un edificio y un policía se me acercó de muy malas formas y me dijo: ‘A la próxima se lo lanzo a la cara'», sostiene Jaramillo. Según su relato, a continuación él le pidió explicaciones al agente: «¿Por qué me trata así? Es usted un racista». Lo más curioso es que finalmente el residente sudamericano y sus allegados se marcharon de la Plaza de Cort «para no meternos en líos», pero asegura que él no fue identificado en ningún momento. «Ahora, sin embargo, me ha llegado una multa a mi casa de 601 euros por tirar cohetes en fin de año. No entiendo cómo la policía ha averiguado mi identidad y mis datos personales. Lo que han hecho es ilegal, porque yo no les mostré mi documentación en ningún momento esa noche de fin de año», mantiene.

El sancionado, que trabaja de autónomo, no ha pagado la multa: «No estoy en absoluto de acuerdo. El cohete se desvió por accidente, no aposta. Lo cogía con una mano y como me cayeron chispas me moví y se desvió un poco, con la mala suerte que dio en un piso. Son cosas que pasan».

La Policía Nacional, sin embargo, sostiene una versión bastante distinta: «El denunciado manipulaba artefactos pirotécnicos en la Plaza de Cort, en concreto varios cohetes voladores entre las personas congregadas esa noche. Se le indicó que por motivos de seguridad lo hiciera en un lugar alejado de personas, haciendo caso omiso y disparando uno de los voladores, que impactó en un edificio cercano». La UPR (Unidad de Prevención y Reacción), que es el grupo policial que lo multó, añade en su informe que tras recriminarle su «desobediencia» el ecuatoriano comenzó a gritarles en presencia de numerosos testigos: «Sois unos racistas de mierda».