Sonia Vivas recibió el apoyo de numerosos dirigentes políticos de Podemos. | Alejandro Sepúlveda

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Nuevo capítulo de seguimiento y acoso a Sonia Vivas, jefa de la Unidad de Delitos de Odio de la Policía Local de Palma. En esta ocasión, durante la celebración de una concentración celebrada en la plaza España de Palma en apoyo a las jornaleras de Huelva y contra la explotación laboral y sexual en la que Sonia Vivas participaba, se produjo un grave incidente. Según fuentes próximas a la investigación, una pareja -un hombre y una mujer de unos 30 a 35 años- se dedicó a perseguir y a grabar con su teléfono móvil de forma clara e insistente a la policía local que denunció homofobia en el seno del cuartel de San Fernando.

Durante la marcha, fueron varias personas que se percataron de esa situación de acoso. Entre los testigos directos del comportamiento de esta extraña pareja se encontraba la teniente de alcalde del Ajuntament de Palma, Aurora Jhardi, quien contempló perpleja lo que allí estaba sucediendo. A partir de ese instante, se vivieron momentos de cierta tensión y nerviosismo. De hecho, varias personas grabaron y tomaron fotografías de la pareja que estaba acosando a Sonia Vivas y se alertó a la Policía Local. A la llegada de los primeros efectivos policiales, los sospechosos ya se habían marchado a la carrera.

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La Policía Local de Palma dispone de los vídeos y se realizó un completo informe de todo lo ocurrido.

Sonia Vivas expresó su preocupación por el acoso al que afirma que está siendo sometida. La Audiencia Provincial sentenció el pasado 26 de junio que la policía local Sonia Vivas sufrió vejaciones homófobas por parte de dos de sus compañeros de la unidad motorizada, Rafael Puigrós y Alberto Juan Llaneras. Sin embargo, ambos agentes fueron absueltos porque el tribunal sentenció que estos hechos ya están prescritos. Sí condenó a Puigrós a penas que suman cuatro años y medio de cárcel y a dos años a Juan por emprender una campaña con la finalidad de «amendrentar y escarmentar» a Vivas que incluyó, en el caso del primero, acusarla de forma falsa de haber torturado a un detenido y, en el caso de ambos, de buscar testigos falsos para intimidarla.También les absolvió de haber atentado contra bienes de la policía que les denunció porque, aunque las magistradas entendieron que la agente sufrió varios ataques, no hay pruebas de que fueran los dos acusados los autores.