El detenido salió este miércoles del hospital y fue trasladado al juzgado todavía con la bata de Son Espases. | Alejandro Sepúlveda

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«Violento y muy peligroso». Así definieron este miércoles fuentes de la investigación al inmigrante ilegal marroquí que el lunes apuñaló a dos turistas alemanes en la Playa de Palma. La Policía Nacional cree que el magrebí se dedicaba a robar en la Isla, ya que no se le conoce trabajo alguno.

Tras dos días ingresado en el Módulo de Detenidos de Son Espases, debido al disparo de un policía que recibió en un pie, el agresor fue puesto este miércoles a disposición judicial. El juez decretó su ingreso en prisión.

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En un primer momento se especuló con la posibilidad de que estuviera impedido y que fuera necesario que el juez se desplazara al hospital, ya que se acababa el plazo máximo de detención. Sin embargo, su evolución fue favorable y al final los médicos le dieron el alta y pudo ser trasladado, a las 16.00 horas, hasta los juzgados de Vía Alemania. Todavía con la bata blanca de Son Espases. El marroquí llegó esposado junto a otro arrestado y no se tapó el rostro a pesar de que había medios de comunicación esperándolo. Antes, en su cama del hospital, se acogió a su derecho y se negó a declarar ante los agentes del Grupo de Homicidios que investigan el caso.

La investigación policial está prácticamente concluida y de la reconstrucción de los hechos se desprende que esa madrugada del lunes, en la calle Misión de San Diego, el magrebí tropezó con tres turistas alemanes, que se encararon con él y trataron de agredirle. Él esgrimió una navaja y apuñaló a uno cerca del corazón y después corrió tras el otro, al que acuchilló por la espalda. Tras la brutal agresión, se vanaglorió ante varios testigos de que había «matado» a dos alemanes.

El acusado cuenta con antecedentes en Alemania por robos con violencia y hurtos graves en 2013. También fue expulsado de España, a donde regresó desde Marruecos ilegalmente. Creen que hace dos años se estableció en la Playa de Palma, donde tenía fama de pendenciero. No tenía documentación en regla y por ese motivo hizo creer que era un inmigrante libio. Las huellas dactilares, sin embargo, lo delataron.