Tomeu Barceló, explica lo ocurrido y considera «desorbitada» la sanción de 330 euros. | Alejandro Sepúlveda

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Tomeu Barceló se instaló hace 20 años en una pequeña planta baja del edificio Las Palmeras, en el número 7 de la calle Nansa del Port de Pollença. La tarde del 26 de junio de 2016 celebraba su cumpleaños escuchando El Mesías, de Händel. «No discuto que la música estuviera fuerte, pero es música clásica, no es electrónica, ni flamenco, ni rock», recordaba este miércole en su domicilio, acompañado por la presidenta de la comunidad de vecinos, Tosca Mogolofsky, y rodeado de gatos.

El hombre insultó aquel día a dos policías locales que se presentaron por el jardín en su vivienda. «No estaba en condiciones, iba medio desnudo y me salió decirles: ‘Que os follen'». Los agentes le multaron con 330 euros por tener la música alta e insultarlos. Barceló, que se encuentra en el paro desde hace casi dos años, considera «desorbitada» la sanción. «Eran las siete de la tarde y en esta zona siempre se escucha música alta en verano. Yo lo acepto, porque los bares tienen que ganar dinero», dice.

El vecino del Port de Pollença se tomó en broma la multa. Los policías recogen en el acta que, a la llegada de los agentes, «el denunciado, tocándose los testículos, dice: ‘Que os follen' y sube enormemente el volumen de la música. Además de gritar como un poseso durante todo el tiempo».

Los policías, cuenta Barceló, no llevaban sonómetro para comprobar los decibelios. No sabe quién denunció que tenía la música alta. Sospechan de una vecina. «Es imposible hablar con ella. Es antigatos y nos llevamos mal porque los míos van a su jardín y le estropean las flores».

El denunciado se niega a pagar la multa. «Lo que pasa es que hace una semana que me llegó una carta de Hacienda y si no la pago me embargan el piso». Barceló dice que si trabajara no tendría problemas en abonarla, pero solo cobra una pequeña ayuda de 400 euros mensuales. «Esto es un robo, una tomadura de pelo. Si hubiera dicho fuck off, en inglés, no hubiera pasado nada». El hombre, a mitad de la entrevista, pone un recopilatorio de Händel y se pregunta: «¿No es bonita?».

El hombre tiene problemas de audición

Tomeu Barceló, de 60 años, explica que tiene problemas de audición. «Oigo un 20 por ciento menos, tengo el oído cansado, de verdad», comenta. «Es por la edad, como la vista, lo tengo cansado», insiste.

«Fue violento para mí que los agentes se presentaran por el jardín en mi casa porque estaba medio desnudo», lamenta.