El prófugo, sentado en el banquillo durante el juicio celebrado en Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Ha huido. Eduardo M., condenado a 12 años de cárcel por violar de manera continuada a su hijastra entre 2014 y 2016, se ha fugado a Ecuador, su país de origen. El pasado lunes debería haber comparecido a una vista de medidas cautelares en la Sección Primera de la Audiencia de Palma. No se presentó.

La Policía Judicial de la Guardia Civil ha averiguado que el hombre, de 34 años, cogió un vuelo el 28 de octubre a Madrid a las 21.25 horas. Un día después, a las 01.35, viajó a Guayaquil. Hasta ahí su rastro. Su móvil estaba apagado el lunes por la mañana. Su última conexión de WhatsApp fue el domingo a las 17.17. Los magistrados ya han dictado una orden de detención internacional.

El viernes se dio a conocer la sentencia. Los jueces declararon probado que Eduardo M. violó a su hijastra, de ocho años, entre 2014 y 2016. El acusado explicó en el juicio que siempre se llevó mal con la menor y que era una niña muy mentirosa. Negó que se hubiera aprovechado de su rol de figura paterna para satisfacer sus deseos sexuales. La menor ratificó los abusos sexuales con acceso carnal en su declaración a puerta cerrada.

La sentencia recoge que el prófugo realizó tocamientos íntimos a la víctima cuando se encontraban a solas en casa. Los abusos se convirtieron poco después en relaciones completas forzadas, que se sucedieron de forma reiterada desde principios de 2014 hasta mediados de 2016.

La denunciante sufrió periodos de ansiedad y angustia. El fallo apunta que la niña padecía «un profundo sentimiento de soledad derivado de la ausencia de apoyo familiar ya que su madre y su hermana se negaban a otorgar credibilidad a su relato». La Sección Primera le impuso una condena de 12 años de cárcel y que indemnice a la perjudicada con 12.000 euros por los daños morales.