El médico, ayer en una sala del Juzgado de lo Penal número 3 de Palma. | Guillermo Esteban

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«La arteria ilíaca se seccionó de forma accidental durante la extracción fragmentada del disco». Un neurocirujano juzgado este miércoles por la muerte de una paciente en enero de 2015 tras una operación de hernia discal en una clínica de Palma aseguró que fue un «accidente».

La Fiscalía acusa al médico, de 47 años, de un delito de homicidio por imprudencia grave. Solicita una condena de dos años de cárcel y una indemnización de 169.000 euros para los familiares de la víctima, que tenía 61 años. También pide que se inhabilite al facultativo durante tres años y medio.

La mujer fue intervenida el 9 de enero. En la operación sufrió un desgarro del vaso abdominal que provocó una hemorragia masiva. La perjudicada ingresó en quirófano de nuevo horas después, pero falleció al cabo de seis días por «un fallo final multiorgánico» consecuencia directa de la intensa hemorragia. «Durante la extracción del disco se pueden producir accidentes, y este es uno de ellos», insistió el doctor, con «17 años de experiencia» y «unas 200 operaciones de hernias discales». «Nunca había tenido ningún accidente de este tipo. Usé la técnica adecuada, no me planteé ninguna alternativa», añadió.

El neurocirujano recordó que el anestesista le comentó que algo no iba bien. La intervención acabó al cabo de pocos minutos. «Supongo que durante la extracción fragmentada del disco, debido a una lesión previa, la pared más externa de la arteria se desgarró accidentalmente», indicó el acusado, quien afirmó que actuó «correctamente».