Registran una chabola de Son Rossinyol en la que pudo ser asesinado el hombre hallado en Cala Pi. | Alejandro Sepúlveda

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Desde primera hora de la mañana de este jueves, una veintena de agentes de distintas unidades de la Guardia Civil peinó una chabola del polígono palmesano de Son Rossinyol, al lado de Son Castelló, en busca de pruebas que demuestren que Vasile Malone, el rumano cuyo cadáver apareció en Cala Pi, fue asesinado allí.

El fallecido tenía antecedentes policiales por robos y frecuentaba amistades peligrosas. Dormía en chabolas y casas ocupadas de algunos polígonos y los investigadores creen que fue atacado en una de esas casetas. En concreto en la que está muy cerca de la ITV de Son Castelló.

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Para el registro de este jueves, los investigadores del Grupo de Homicidios y del Laboratorio de Criminalística utilizaron un perro adiestrado especialista en buscar restos biológicos. El can marcó varios puntos, y todo indica que se trata de restos de sangre. Ahora, las muestras serán remitidas a una laboratorio para confirmar que se trata de restos de Vasile Malone.

Las pesquisas se centran en un compatriota del fallecido, al que otros indigentes apodan «El viejo», y que supuestamente discutió con la víctima antes del crimen. El hermano de este sospechoso, que todavía no ha sido detenido, está en prisión por otro crimen y sus conocidos coinciden en que es de carácter muy violento.

La principal hipótesis de la Benemérita es que Vasile Malone fue degollado y apaleado brutalmente en la chabola de Son Rossinyol y después el asesino y otros cómplices lo trasladaron en un coche hasta la carretera de Cala Pi, donde dejaron el cadáver en una finca, para ocultarlo. Dos días después, sin embargo, un buscador de setas encontró el cuerpo. La lluvia había destruido algunas huellas, pero la Policía Judicial halló indicios significativos. El rumano asesinado no tenía trabajo fijo y vivía de algunas chapuzas que realizaba. No tenía familia en Mallorca.