El grupo, formado por una docena de personas, se desplazó el pasado domingo desde Manacor -de donde era originario Benet- a Valldemossa, y visitó la ermita donde vivía el anciano. Después realizó una excursión al coll de Son Gallard. Andreu, uno de sus sobrinos, leyó una glossa en su recuerdo.
«Queremos recordarlo con alegría y con una sonrisa», explicaron. La desaparición de Pedro Matamala -conocido como Benet- conmocionó a Valldemossa. El 20 de diciembre, con temperaturas muy bajas, el anciano de 74 años salió a buscar musgo para el belén de Navidad y no regresó a la ermita de la Trinitat, donde residía. Durante una semana la Guardia Civil (con perros, helicóptero y el Grupo de Montaña) y la Policía Local de Valldemossa se volcaron en su búsqueda, apoyados por bomberos y voluntarios.
Parecía como si la tierra se hubiera tragado al religioso, que precisamente se esfumó en un terreno que conocía a la perfección. El día 27, finalmente, apareció su cuerpo sin vida despeñado entre unos rocas. La autopsia, sin embargo, desveló que murió por una parada cardiorespiratoria a causa del frío, y no por la caída. Todo indica que estuvo cuatro días malherido, hasta que falleció presumiblemente el día de Nochebuena. Dos días después se halló el cadáver. Un año después, Valldemossa sigue recordando a Benet.
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