Una vez acabado el pozo vertical paralelo al que cayó el niño el pasado domingo, los mineros bajarán en una jaula o ascensor, desde donde «trabajarán a distancia del suelo con el fin de dejarlo como caldera para que se lleve el escombro que van produciendo». Cuando la galería alcance 1 o 2 metros, desplazarán la jaula hacia arriba.
En ese momento empezarán a abrir el acceso horizontal y lo harán picando con martillo neumático de aire comprimido y con «una pala echando el material hacia atrás», ha explicado Suárez. A medida que los mineros avancen, sostendrán el techo y los laterales mediante el sistema de posteo típico de la minería de carbón.
«Se va colocando una pieza en el techo de la galería y luego apuntalando con madera», ha explicado. En el caso de que encuentren roca muy dura, tendrán que ir a «microvoladuras» llevadas a cabo con explosivos no rompedores.
El exjefe de los mineros de Hunosa no ha precisado el tiempo que tardarán en realizar este acceso dadas las dificultades del terreno debido a la complicación del trabajo y a la dureza del terreno. Los mineros irán equipados con mascarillas y detectores de oxígeno y se comunicarán con el resto de técnicos encargados del operativo vía telefónica.
Suárez ha dicho que si no aciertan con la altura a la que se supone que está el niño, tendrán que picar hacia arriba y a partir de ahí agrandar el pozo. «Los espacios confinados para esta gente no van a suponer ningún tipo de problema», ha concluido Suárez.
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