El acusado, durante el juicio. | Juan P. Martínez

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Ya ha cumplido 20 años. Empezó a sufrir los abusos sexuales por parte de su padrastro con solo 12 y a los 14 decidió denunciar a la pareja de su madre, con la que compartía piso en Inca. «No me resistí por miedo. Entraba a mi habitación aprovechando que mi madre dormía y me tocaba. Yo no entendía qué pasaba», relató la joven ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia de Palma, donde tuvo lugar ayer el juicio.

Los hechos, según el testimonio de la chica, se iniciaron en verano de 2011. Ella y su padrastro fueron a pescar al Port de Pollença. Allí la tocó por encima del bañador. «Me dijo que eso tenía que quedar entre los dos».

La chica narró cómo le llegó a rechazar una vez. «Me metía los dedos e intentó penetrarme una vez, pero le rechacé. Me preguntaba si quería mantener relaciones sexuales con él y hasta se llegó a bajar los pantalones delante mío», dijo durante el juicio. El acusado, por su parte, negó cualquier abuso y achacó la denuncia a una invención. «Ella se inventaba muchas cosas. Tenía facilidad para mentir», explicó al tribunal. Asimismo reconoció haber dado masajes a la menor en la habitación de esta, pero cuando ella le reclamaba. «Si entraba era porque me lo pedía. No solo le hacía masajes a ella, sino a toda la familia». También explicó que la niña cambió su comportamiento después de ver Lolita. «Vio la película y copiaba los gestos conmigo en nuestra vida diaria. Esto fue poco antes de denunciarme».

La Fiscalía pide para el acusado nueve años de prisión por un delito de abusos sexuales.