«Hemos movido tierra como para parar siete aviones, hemos conseguido llegar a él y lo hemos sacado», ha manifestado el agente del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil en una entrevista que publica el diario Sur.
Rando, padre de un niño de 4 años, cuenta que durante el tiempo que se prolongó el rescate su hijo le despedía cada mañana con la misma pregunta: «Papá, ¿hoy vas a rescatar ya a Julen?».
Reconoce, por otro lado, que consuela «un poco» saber que la autopsia ha determinado que Julen murió el mismo día de la caída -el domingo 13 de enero- y no esperando el rescate.
Aunque sabía que «iba a tener que hacerlo» por su condición de experto en rescate de montaña, cuando el agente dejó al pequeño en la carpa, donde esperaban dos forenses, se tuvo que ir a un lugar apartado de la plataforma de trabajo y se derrumbó.
El fatídico día
El guardia civil recibió el pasado 13 de enero la llamada de un amigo que es bombero del Consorcio Provincial, quien le contó que un niño había caído por un pozo de 25 centímetros de diámetro en Totalán y que no sabían que hacer, de modo que llamó a sus jefes, que ya iban de camino, y se ofreció.
Recuerda los primeros días del operativo como los de los inventos, «con mejor o peor resultado», centrados en retirar ese tapón de arena húmeda detectado por las cámaras de 71 metros de profundidad del pozo.
Cuenta que la idea era succionarlo, pero entonces «surgió el problemón», pues se rompió la manguera y se quedó atascada con la cámara dentro, un atasco que tardó en resolverse más de 36 horas.
Tras superar diversos contratiempos, llegó el momento del descenso por el pozo paralelo con la cápsula. «Abajo no había turnos. Allí se estaba hasta que ya no se podía más».
Rando confiesa que al bajar sintió una sensación extraña. «Yo me he metido en agujeros más estrechos y claustrofóbicos, pero aquello...Miras hacia arriba y piensas: 'Si pasa algo aquí...».
Tras unos 3,70 metros excavados, un compañero de Rando metió una cámara por el agujero que habían abierto y vio al niño. El mando del dispositivo reunió a guardias civiles, mineros y bomberos y les pidió que siguieran trabajando igual, con la misma discreción porque la familia tenía que ser la primera en saberlo.
En el siguiente descenso bajaron tres agentes del GREIM de Álora -Nicolás Rando, entre ellos- y un minero por si había que seguir picando. «Me tocó a mí», ha concluido.
4 comentarios
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Descanse en paz el Angelito... Milagros ni en Fatima... y hubiera sido un milagro el caer por un pozo tan profundo y sacarle con vida.. Se imaginan la altura que es solo 70 metros....!!!! Animos a la familia, asi es la vida y no queda otra que intentar asimilarlo, aunque cuesta... vamos si cuesta!!!!... lo comento por, desgraciadamente mi expreriencia. La muerte de un hijo es realmente indescriptible.....
Me sabe muy mal lo del crío. DEP. Enhorabuena por el esfuerzo realizado. Esta bien que la gente se aferre a un milagro para paliar su dolor. Ojalá existieran los milagros y el niño estuviera vivo. Pero me pregunto. De verdad alguien esperaba otro resultado?
GRACIAS A DIOS TODO A ACABADO Y ESPEREMOS QUE JUAN JOSE CORTES SE HAYA MARCHADO YA A SU CASA Y NO DE MAS LA BRASA POR QUE EL GITANO ESTE NO SE PIERDE NINGUNA MOVIDA.
Grandes!!!! Únicos!!!! Se merecen lo máximo x el trabajo realizado en algo tan terrible, sin descansar un segundo, sin darse por vencidos y con tantísimo cariño . soys grandes!!!